¡Quién lo iba a decir! ¡Qué maravilloso espectáculo, el de los enemigos —dicen— de la explotación capitalista (pero ¿lo fueron en serio alguna vez), el de los defensores del socialismo (y de la multiculturalidad) hermanados en frente común con las grandes empresas multinacionales! Y, sin embargo, no deja de ser lógico: entre “multiculturalidad” y “multinacionalidad” sólo media un paso: el que las medidas antiinmigratorias de Donald Trump han hecho que las bellas almas del progresismo acaben dando por completo. Tanto los progres multiculturales —los de la prensa, sobre todo— como los oligarcas multinacionales comparten el mismo horizonte mental. Ambos quieren romper las identidades colectivas, ambos quieren que revienten las fronteras, que irrumpan en nuestros países las multitudes hambrientas… de los bienes del consumismo occidental. Ambos lo quieren, es cierto, por razones distintas: las multinacionales desean reventar las patrias para que revienten a la baja los salarios; los multiculturalistas para que reviente la cultura, la grande, la alta, aquella “cultura de gran estilo” de la que hablaba Nietzsche.
Los periodistas progres apoyan a las multinacionales. Pero sus lectores las atacan
Un ejemplo: el de los comentarios que los lectores de tres periódicos —El Mundo, El País y Público— dejaron mayoritariamente (en torno al 90%) al pie de los artículos dedicados a alabar a "Las multinacionales que plantan cara a Donald Trump", como titulaba el "izquierdista" Público.
¡Quién lo iba a decir! ¡Qué maravilloso espectáculo, el de los enemigos —dicen— de la explotación capitalista (pero ¿lo fueron en serio alguna vez), el de los defensores del socialismo (y de la multiculturalidad) hermanados en frente común con las grandes empresas multinacionales! Y, sin embargo, no deja de ser lógico: entre “multiculturalidad” y “multinacionalidad” sólo media un paso: el que las medidas antiinmigratorias de Donald Trump han hecho que las bellas almas del progresismo acaben dando por completo. Tanto los progres multiculturales —los de la prensa, sobre todo— como los oligarcas multinacionales comparten el mismo horizonte mental. Ambos quieren romper las identidades colectivas, ambos quieren que revienten las fronteras, que irrumpan en nuestros países las multitudes hambrientas… de los bienes del consumismo occidental. Ambos lo quieren, es cierto, por razones distintas: las multinacionales desean reventar las patrias para que revienten a la baja los salarios; los multiculturalistas para que reviente la cultura, la grande, la alta, aquella “cultura de gran estilo” de la que hablaba Nietzsche.
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