Una aproximación al populismo

Este artículo pretende analizar los principales desarrollos en los estudios del fenómeno populista. ¿Qué es? ¿Cuál es el núcleo de ideas que le caracteriza? ¿Que visión tiene de la realidad? ¿Cuáles son sus enemigos? ¿Qué relación tiene con la democracia? Para poder contestar a estas preguntas vamos a apoyarnos en dos politólogos italianos de reputada experiencia que imparten a día de hoy su enseñanza en las universidades de Florencia y Bolonia: Marco Tarchi ("Italia populista: Dal Qualunquismo a Beppe Grillo", Il Mulino, 2015) y Loris Zanatta ("El Populismo", Katz, 2014).

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Como punto de partida, debemos resaltar que a día de hoy el concepto de populismo se ha masificado. Los artífices de este uso indiscriminado son los medios de comunicación, que asocian el término a situaciones que nada tienen que ver con la verdadera esencia del populismo. Nuestro deber como científicos sociales es aclarar los rasgos esenciales de este fenómeno y situarlo en el centro del debate.
¿Qué es?
El elemento clave del discurso populista es el constante apelo al pueblo. El pueblo, como entidad homogénea y carente de cualquier tipo de división (económica e ideológica principalmente) se convierte en objeto de veneración para los populistas. Se trata de un cuerpo social cuasi sagrado, cuya voluntad debe ser respetada sin que medie ningún tipo de institución.
Zanatta enumera cuatro características del fenómeno:
- Evocación de la ‘’comunidad popular’’. Uno de los éxitos del populismo es haber adapto a diferentes contextos la idea de pueblo. ¿Qué es pueblo? ¿Quién forma parte de él? El qué entienden los populistas por pueblo bien podría ocupar páginas y páginas de un artículo. Como he dicho anteriormente, el objetivo de éste es una pequeña aproximación al fenómeno. Zanatta recuerda que el populista ‘’considera al pueblo como el depositario exclusivo de la virtud, como el cofre donde se conserva un sentido común y del que se erige intérprete natural. El pueblo chavista es digno, el peronista bueno y feliz, el kirchnerista heroico e idealista, el padano fuerte y viril, y el cubano impregnado de pura revolucionaria’’ (ZANATTA, 2014) El pueblo se convierte en la encarnación de la ética, el que monopoliza las buenas acciones frente a una élite corrupta e ineficaz, desinteresada por el bienestar de sus ciudadanos.
- Restituir la soberanía. La soberanía popular, base de la democracia, ha sido aniquilada. Ha sido entregada a poderes que no están sometidos a controles democráticos (déficit de accountability). Uno de los blancos contemporáneos de los populistas son las instituciones europeas, que son entendidas como refugio de burócratas, desentendidos de las necesidadZes populares y que no funcionan con lógica democrática.
- Evocación de una edad de oro, ‘’el populismo ambiciona transplantar los valores de un mundo del pasado que idealiza como un mundo de armonía e igualdad social’’ (ZANATTA, 2014). Los procesos de cambio y de transformación en la era de la globalización (entendida como un proceso de superación de fronteras) han modificado las pautas de comportamiento de los seres humanos. Partidos como la Lega Nord han reivindicado la importancia de las identidades locales, amenazadas por la libre circulación de personas, de capitales y mercancías.
- Liderazgo carismático. El líder populista se convierte en interpretador de las necesidades del pueblo. Las intuye. Tiene la capacidad de prever los intereses populares. En palabras de Zanatta, ‘’ el líder representa el sistema nervioso central que permite al organismo mantenerse unido y sano (…) Es natural que una comunidad indiferenciada, un pueblo homogéneo, se exprese de un modo unívoco a través de una voz única que más que representarlo lo encarna’’ (ZANATTA, 2014)
Tarchi suscribe el núcleo de ideas elaborada por Zanatta y apunta:
- Representación dicotómica de la realidad. Hay dos fuerzas contrapuestas: el pueblo, portador de la virtud ética, del sentido común versus una élite (no solo política) que saquea al primero y que actúa en su propio beneficio.
- Concepto limitativo de libertad. El todo (el pueblo) es superior a las partes( los individuos). La libertad es entendida como una desviación, una degeneración, un egoísmo que fractura al cuerpo social.
- Tarchi reconoce la paridad ética que el populismo atribuye al pueblo, pero nos recuerda que a la vez es funcionalista, esto es, cada individuo tiene una función que debe cumplir para poner en marcha a la ‘’máquina’’.
- El tiempo del populista: la simplicidad. Decisiones rápidas, transparentes, sencillas. Esto explica la constante negación de la mediación institucional. Si entendemos instituciones como conjunto de reglas que distribuyen el poder en una sociedad, los populistas consideran que el único poder reside en el pueblo. El resto (parlamentos, procesos legislativos, medios de comunicación) están conquistados por la clase política.
El profesor de la Universidad de Florencia identifica una triada, un mínimo común de convergencia de los movimientos populistas en los últimos años.
- Desde el punto de vista cultural, ‘’el elemento dominante en el discurso ha sido la defensa de la identidad nacional de los respectivos pueblos y más extactamente, de los valores y de las tradiciones que son la base de la cultura occidental’’ (TARCHI, 2015)
- Desde el punto de vista social, ‘’el registro predominante más reciente es la crítica al asistencialismo y la crítica al proceso de globalización’’ (TARCHI, 2015).
- Desde el punto de vista político, “el crónico antielitismo, las prácticas consociativas de los grandes partidos y la convergencia ideológica de éstos” (TARCHI, 2015). La antipolítica profesional es también un elemento distintivo del populismo según Zanatta. Este desafecto hacia la clase política, casi convertido en odio, explica que la mayoría de los líderes populistas hayan sido ‘’outsiders’’, hombres que no tienen ninguna vinculación con la vieja partitocracia y que abandonan sus profesiones para “rescatar al país de la deriva provocada por los de arriba”. Si uno quiere ver nítidamente esta característica, se recomienda ver el anuncio de Berlusconi en 1994, cuando decide dar el salto político (en aquel momento, el sistema de partidos italiano estaba en plena descomposición con los numerosos escándalos judiciales que afectaban a los principales actores políticos).
Enemigos
En esa visión maniquea de la sociedad, en esa confrontación nosotros vs ellos, la lista de enemigos del populismo es extensa. El enemigo es definido como cualquier actor, individuo o agente que pone en cuestión la uniformidad de la comunidad popular:
- Como hemos dicho anteriormente, la élite es el principal objetivo de ira de los populistas. Élite entendida como bloque de poder insensible con la ‘’gente común’’ y sobre el que no se ejercen verdaderos controles democráticos. Algunos autores hablan de ‘’antipolítica’’, como el propio Zanatta.
- Partidos políticos. Fuente de corrupción y de clientelismo, los partidos políticos son el ejemplo de la fractura social en la que vive la nación. En muchos casos, los populistas se presentan no como partido sino como movimiento, en una clara intención de distanciarse de sus competidores electorales. Los ejemplos más claros los encontramos en PODEMOS (Iglesias dijo en enero de 2014 que Podemos no es ‘’ningún partido’’) y el Movimiento Cinque Stelle en Italia.
- Un fuerte odio al ‘’poder ejercido por las finanzas, que son anónimas y por definición cosmopolitas’’ (TARCHI, 2015). El mensaje es dirijo contra ‘’los mercados’’, que aprovechando diferentes coyunturas sacan beneficio. A los gobiernos se les acusa de ‘’estar al dictado de las grandes corporaciones’’ y no estar conectado ‘’a los problemas de la calle’’.
- La crítica también se concentra en los burócratas e intelectuales. Su lenguaje común, caracterizado por la abstracción, los rodeos, la lentitud y la poca clareza de su mensaje, desorientan a la población.
Populismo y democracia, una difícil convivencia
La presunta homogeneidad que otorgan los populistas a la comunidad política hace difícil su convivencia con el sistema democrático, cuyo uno de sus principales es el pluralismo en todas sus vertientes. Zanatta así lo explica:
‘’Su noción de pueblo y comunidad produce un deterioro progresivo del pluralismo, ora porque niega legitimidad a los propios adversarios y, por ende, obstaculiza la dialética política democrática, ora porque pone en peligro la división de poderes, algo sagrado para los regímenes constitucionales, apelando a la voluntad popular que se impone sobre todos los filtros institucionales’’ (ZANATTA, 2014)
Así es. El dotar de legitimidad a los adversarios políticos no es más que reconocer que el cuerpo popular no está unido y que existen conflictos y diferencias en su seno. Por otro lado, el establecer la división de poderes (la triada clásica: legislativo, ejecutivo y judicial) propia de las democracia representativas complica enormemente la simplicidad de la que hacen gala los populistas: la soberanía del pueblo tiene que ser ejercida sin cortapisas ni límites, es la fuente de legitimación de la acción política.
Otros autores consideran que pequeñas dosis de populismo existen en cualquier democracia, en tanto en cuanto el principio democrático consiste en que la soberanía reside en la Nación. Varios profesores españoles (Jose Antonio Piqueras, Antonio Laguna, Francesc Martínez y Antonio Alaminos) escribieron hace cuatro años ‘’El secuestro de la democracia: corrupción y dominación política en la España actual’’, donde describían el poder ejercido por el Partido Popular de la Comunidad Valenciana en todos estos últimos años. Los autores hablan de ‘’neopopulismo’’. ¿En qué consiste? La formalidad democrática (elección de representantes, control parlamentario del Gobierno) es traicionada a través de dos tipos de mecanismos: 1) informativo, esto es, el control de la Radio Televisión Valenciana como instrumento de propaganda partidista y 2) el simbólico, cuando los populares se autoetiquetaban como el partido que “’mejor defiende los intereses del pueblo valenciano’’.
Conclusión
El populismo está en pleno auge. El resultado electoral en Francia es un ejemplo (el tipo de sistema electoral en Francia ha neutralizado el éxito del FN en la primera vuelta de las regionales). Por eso he considerado importante sacar a luz la aproximación que desde el ámbito de la Ciencia Política se está haciendo en este sentido. El debate sobre el éxito de los partidos populistas está muy abierto (privación relativa, simplicidad del discurso) y sería interesante analizar el desarrollo de éstos en un futuro no muy lejano. Sí quiero dejar claro, como adelanto, que la manera más eficaz para combatir al populismo es no dejar que nuestras instituciones políticas se pudran. En definitiva, hacer del reformismo político el instrumento de defensa de nuestra democracia. Porque el peor enemigo es el conservadurismo.
© polikracia.com

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