Iglesia y homosexuales. Se abre la puerta del armario
elmanifiesto.com
14 de octubre de 2014
«Los homosexuales tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana", reconoce un documento del Vaticano.
Se acabó el tabú. Por fin los homosexuales podrán salir del armario en la Iglesia Católica. Después de siglos de condena, la homosexualidad deja de ser pecado. Congratulémonos. Más vale tarde que nunca.
Según informa de manera destacada la prensa hispanoamericana… y silencia curiosamente la española, el Vaticano reconoce, en un documento hecho público ayer lunes, que los homosexuales “tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”. “La mayoría de los obispos quiere una Iglesia que mire al mundo con simpatía, que no lo juzgue”, explicó monseñor Bruno Forte, secretario general del Sínodo, y uno de los encargados de elaborar el complejo documento, una especie de síntesis de las diferentes posiciones dentro de la Iglesia.
El texto servirá de base para los debates por grupos que se celebrarán esta semana, tras lo cual la jerarquía eclesiástica votará un documento final que será sometido a ulterior discusión con las “bases” antes del Sínodo de octubre del 2015.
El documento, que resume las intervenciones de cerca 265 padres sinodales en torno al desafío de la familia moderna, ofrece sobre todo reflexiones más que conclusiones.
Pese a las críticas de un sector, liderado por el prefecto para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Müller, quien lamenta que no se publiquen las intervenciones íntegras con nombre y apellido, la asamblea también ha discutido temas como la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, así como las uniones de hecho y hasta el sexo.
En el texto se vislumbra que no hay acuerdo sobre la posibilidad de autorizar la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, lo cual incluso ha suscitado todo un debate teológico. No se descarta, sin embargo, un “camino de penitencia” [sic] para que algunos, arrepintiéndose debidamente, puedan acceder a la comunión.
También los obispos reconocen con inusual tono positivo el valor del matrimonio civil, inclinándose ante esta realidad por el elevado número de fracasos matrimoniales, el costo económico de las bodas y las diferentes percepciones que se tienen de este rito en culturas como la africana o la asiática.
“Se respira un ambiente como el del Concilio Vaticano II”, confesó ante la prensa el cardenal filipino Antonio Tagle, quien calificó de “trabajo heroico” el haber resumido en pocas páginas las 265 intervenciones.
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