Ante el mayor boicot de su historia

Coca-Cola. "Disfruta de la Felicidad"…: la que da boicotearla

Por una vez pasan en España cosas dignas de causar admiración en otro país —Francia, concretamente—. Cosas tanto más interesantes cuanto que el autor del artículo, escrito pocos días antes de que ello sucediera, no pudo llegar a señalar que el despido efectuado por Coca-Cola fue finalmente anulado por los tribunales.

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El pasado 22 de enero la filial española de Coca-Cola anunció un enorme plan que preveía el cierre de cuatro fábricas y el despido de unos mil trabajadores. Poco concernida por la terrible crisis española y por el endémico paro existente en la península, Coca-Cola no se anduvo realmente con chiquitas.
La respuesta no se hizo esperar. Al principio de forma muy clásica, con una huelga y manifestaciones, luego de forma más original con un llamamiento a boicotear los productos de la marca. La consigna, patriótica y social, de los trabajadores de Coca-Cola es elocuente: «Si Madrid deja de fabricar Coca-Cola, Madrid no la beberá».
Cabía dudar del éxito de semejante iniciativa en una Europa americanizada y adicta a las bebidas gaseosas y azucaradas del gigante norteamericano. Y, sin embargo, la consigna ha sido seguida ampliamente por el pueblo español, y particularmente en las regiones del centro (Castilla-León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid). El periódico El Economista ha revelado que, en febrero, las ventas de la marca habían disminuido a la mitad respecto a las del año 2013. ¡Se trata incluso de la mayor caída nunca experimentada por la marca! El boicot, en efecto, ha significado un duro golpe para esta empresa hegemónica y tan simbólica de la globalización sin rostro. Un golpe duradero, por lo demás, pues los expertos estiman incluso que las ventas no van a volver a subir antes de 2017.
¿Qué mejor arma que la de boicotear los productos de estas empresas norteamericanas que despiden en nuestra Europa en crisis? Es el único lenguaje que entienden. Y, además, ¿no somos nosotros mismos suficientemente competentes para fabricar bebidas gaseosas de calidad y que sean más respetuosas de la salud? Coca-Cola disfruta de una situación casi monopolística en su sector de mercado, a pesar de algunas iniciativas de bebidas regionales comparables? La lucha contra la crisis, más allá de los necesarios ajustes en materia bancaria, financiera y monetaria, pasará por la innovación y la inteligencia económica. Debemos luchar en el terreno de estos grandes grupos y no someternos y consumir sin reflexionar cuando cierran sus fábricas.
La idea de los manifestantes españoles es, pues, brillante, al ser de una temible eficacia. Imaginemos semejante reacción a escala europea: sería una manera de hacernos respetar, de mostrar que no somos dóciles borregos dispuestos a comprar todo lo que nos ofrezcan. Afirmamos que estamos hartos de películas débiles y de bebidas malas para la salud. Preferimos La Grande Bellezza de Paolo Sorrentino y cualquier gaseosa de nuestros países.
© Boulevard Voltaire

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