Se vio obligada a pedir disculpas. ¿De qué, oiga?
Una jugadora de hockey dice querer ser "alcanzada y empalada" por los españoles
elmanifiesto.com
11 de septiembre de 2008
Ya sea por razones estrictamente personales, o porque aún queda algo de la fuerza indómita de la raza, lo cierto es que la campeona de hockey australiana Nikki Hudson expresó en Facebook (un instrumento de comunicación de Internet al que cualquiera puede acceder) su deseo de ser “alcanzada y empalada” por los jugadores de la selección española. Y le obligaron a pedir perdón…
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Ya sea por razones estrictamente personales, o porque aún queda algo de la fuerza indómita de la raza, lo cierto es que la campeona de hockey australiana Nikki Hudson expresó en Facebook (un instrumento de comunicación de Internet al que cualquiera puede acceder) su deseo de ser “alcanzada y empalada” por los jugadores de la selección española. Y le obligaron a pedir perdón…
La campeona olímpica no sabía que sus comentarios podían ser vistos por todo el mundo, razón por la cual ha pedido que nadie se sienta ofendido, ya que es una persona “con sentido del humor y que no debe ser tomada seriamente”.
El 22 de agosto, después de que las australianas finalizaran su participación en Pekín, Hudson escribió: “Pienso que se tendrían que modificar las corridas de toros y que nosotras deberíamos ser perseguidas por los jugadores españoles”. Y agregó: “Me encantarían que me alcanzaran y me empalaran”. Posteriormente, algunas de sus compañeras añadieron comentarios jocosos a su propuesta.
“No habría escrito todo eso si hubiera sabido que todo el mundo tiene acceso al sitio”, declaró Hudson. La veterana jugadora, que ganó la medalla de oro en Sydney 2000, ha pedido disculpas a la Federación Australiana de Hockey, la cual ha advertido a sus jugadores sobre los riesgos de que alguien pueda sentirse ofendido por tales comentarios.
Esto es lo tremendo, en efecto: los hay que podrían sentirse ofendidos. Un tan legítimo (y elogioso) deseo como el manifestado por la jugadora; un deseo que, expresado en boca masculina, hubiera hecho sofocar a cualquier virtuosa dama de una sociedad puritana, resulta que expresado por una hermosa mujer de la más permisiva y libertina de las sociedades… es susceptible de ofender a los destinatarios masculinos del mensaje.
¿Será que la sociedad de lo política y sexualmente correcto es, en el fondo, aniñada y afeminada como está, mucho más pacata de lo que parece?
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