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Dos de cada tres hogares europeos no tienen ningún niño. Cada 30 segundos se rompe un matrimonio: hay un millón de rupturas matrimoniales por año. Cada 27 segundos se produce un aborto en Europa: un millón doscientos mil abortos anuales. En Europa nacen casi un millón (920.089) de niños menos que en 1982. Las personas mayores de 65 años ya superan en más de 6 millones a los jóvenes menores de 14 años. El 84% el crecimiento poblacional de la UE en el periodo 2000-2007 ha sido debido a la inmigración.
El informe ha sido realizado por un equipo multidisciplinar de expertos de distintas áreas: psicólogos, demógrafos, sexólogos, expertos en conciliación de vida laboral y familiar, etc., y coordinado por Lola Velarde – presidente de la Red Europea del IPF. Aunque se constata la creciente preocupación de la Unión Europea por la familia y su problemática, como lo demuestran los recientes documentos aprobados (el Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre "La familia y la evolución demográfica" y la Comunicación de la Comisión Europea “El futuro demográfico de Europa: transformar un reto en una oportunidad”), también es cierto que esta acción es aún claramente insuficiente y que, como consecuencia de esta carencia, los problemas de la familia han continuado agravándose.
Los indicadores de población, de natalidad, de matrimonios, de ruptura familiar y de hogares han empeorado sustancialmente en estos 27 años. Los datos del informe sobre “Evolución de la Familia en Europa 2008” son elocuentes y concluyentes. Europa está inmersa en un invierno demográfico y es ya hoy un continente viejo. Asimismo, el problema de la natalidad se ha vuelto crítico ya que cada vez nacen menos niños (casi un millón de nacimientos menos que en 1980) y además se produce un millón de abortos, cifra que lo convierte –junto al cáncer- en la principal causa de mortalidad en Europa. Por último, se está produciendo un desplome de los matrimonios, con cada vez menos matrimonios, mayor número de uniones rotas y con los hogares vaciándose: dos de cada tres hogares europeos no tienen ningún niño.
Se constata una clara correlación entre la ayuda directa a las familias y el número de hijos: los países con mayor ayuda familiar directa tienen mayores tasas de fertilidad.
España, llamativamente, está a la cola de Europa en ayudas a la familia, pero está a la cabeza del continente en las causas del invierno demográfico: baja natalidad, abortos y divorcios.
