Tiempo ha señalaban nuestros mayores que tres eran los animales testarudos por excelencia: la mujer, la oveja y la burra. En ese orden. Como el lector comprenderá, un servidor no es partícipe de hacer suya tal afirmación; al contrario, las siguientes líneas únicamente pretenden actualizar dicho refrán a los tiempos que corren.
Teniendo en cuenta que si utilizáramos el refranero, en nuestro día a día estaríamos en prisión o camino de ella, no es menos cierto que aquellos tiempos vivían en una feliz Arcadia ajenos a la ideología de género, el lenguaje inclusivo o las leyes de memoria histérica y/o democrática. En una única cuestión se adelantaban nuestros antiguos a los pensadores y legisladores actuales: situar en un mismo saco a animales y personas, humanizando a los animalitos, fin del animalismo de salón defendido por la burguesía acaudalada y urbanita que nos gobierna.
¿Qué somos? ¿Cómo nos sentimos? Según la ninistra de igual da, no podemos hablar de género puesto que no contamos con aparato que mida el nivel de hormonas que tenemos para ser considerados tal o cual, como tampoco una talla de pecho estándar que dictamine si eres hombre, mujer o dios sabe qué. ¡Mamarrachadas! Incluso, si la condición de hombre o mujer no colma nuestros instintos, podemos sentirnos animales. Pero ojo, ¿macho o hembra? Porque si eres gallo de corral, y como tal, echas tu polvorete, estás incurriendo en un delito de violación a les gallines. Esta lucha, la del animalismo más absurdo, la ha abandonado Podemos para no enfrentarse a su electorado más rural. Y es que, un par de ministerios bien valen la ausencia de cualquier principio.
Volviendo sobre estas líneas, si todavía quedase alguna duda, el pódium de la tozudez y la insensatez de animales de cabeza dura, a juicio del que humildemente escribe, lo constituye tanto la mentada ministra, su nepote Iglesias y, como no, el bienhechor de ambos, Pedrito Sánchez.
Estamos más que acostumbrados a que cada vez que Irene Montero abre la boca suba el pan. No hablamos ya de sus disparates en cuanto a la existencia o no del género. Nos referimos a su última cruzada contra las mujeres de “belleza extraordinaria” porque, ojo al dato, “ser guapa va contra la libertad de la mujer”. Según el estudio realizado por el Instituto de la Mujer, dependiente de su Ministerio, las series españolas, además de estar protagonizadas por mujeres de diez, dan especial importancia a las familias, “idealizándolas”. La cruzada no se dirige solamente contra los hombres, sino también contra la belle femme. Eso sí, los toros desde la barrera, pues en sus posados para Vanity Fair como la guapa que quiere o pretende ser, no muestra reparo alguno.
Pablo Iglesias, su macho alfa, no cesa de dar cabezazos, cual becerro encelado, en su afán por destruir la monarquía del 78 e instaurar la III República. El pasado septiembre, en el Consejo Ciudadano de Podemos, afirmó estar trabajando para crear una nueva República que sustituya a la monarquía, la cual –dice– está agotada. Para él, la creación de un nuevo horizonte republicano es un “escenario de superación de la crisis territorial que vive España”. Como rebatió ipso facto Santiago Abascal al Sr. Vicepandemias, ni república ni leches, lo único que pretenden, tozudez mediante, es un golpe de Estado a la venezolana.
Por último, el líder del rebaño, Pedro camaleón Sánchez. Porque cambia de parecer como de traje. Lo mismo indulta a los golpistas del “procés” que veta al rey en la entrega de despachos judiciales en Barcelona. Lo primero no es nuevo: ya sucedió en 1934 con la ley de amnistía para liberar a los nacionalistas catalanes levantados contra la II República. Lo segundo le salió mal, pues los jueces no solamente recibieron el apoyo real, sino que los mismos, tras su discurso, aclamaron al monarca con un más que molesto “¡Viva el Rey!”. “Se han pasado tres montañas ”, comentó el ministro de Justicia Juan Carlos Campo pensando que los micrófonos estaban cerrados. ¡Hay que ser tonto!
Inviertan el orden de la imbecilidad, de la zamarrería, del mal obrar de estos lechuzos, porque dará lo mismo: no alterará el producto tan dañino a la par que desagradable que nos ha tocado con estos desgobernantes.
Preocupados por todo lo anterior, se olvidan, o pretenden que olvidemos, su nula gestión de la pandemia y su empeño por terminar de hundir la economía española, mientras continúan viviendo en su realidad paralela. Ya lo dijo el Guerra: lo que no pue se, no pue se, y además, es imposible.
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