La nefasta Constitución española de 1978 guarda, entre vinagres y naftalinas, en sus vasos canopos, un preciado Talismán que delata su fracaso anticipado y su deseo de autolisis: el artículo 155. “Como sé que llevo a España a su destrucción y me miento hasta a mí misma, un último remedio os doy. Conjurarlo sólo en caso extremo, cuando el final se vea inevitable. Una vez la contradicción, el sinsentido y el engaño, no puedan resistir más: frotadlo e invocadlo, él os dará remedio. Salte yo, frígida, por los aires, pero se salve España. Y ni aun así me redimo.”
Y es que se había creído ser Atenea, cuando no pasaba de Circe. Su preciado Talismán, el 155, es sólo humo: impotencia, cobardía y queimada. Sin “voluntad de poder” (Nietzsche) los talismanes son inocuos, terroncillos de azúcar. Pueden invocar poderes, fugaces, melifluos y de luciérnagas. Pero sólo la Voluntad es capaz de enfrentarse con la Realidad.
Amenazar a la República de Cataluña con la aplicación del 155 es torticero recurso de follones (Quevedo). ¿Qué estás dispuesto a hacer, por derecho y sin alivios de trilero, con ese alivio mágico? “Hombre, convocar elecciones al Parlament a ver si hay suerte y no nos encontramos con dos en vez de uno (el “consti” del 155 y el “estatut” de los golpistas). Además, recuperar Educació y disolver a los Mossos si se dejan. ¡Toda una coca!”
¿Ah, entonces no estás decidido a meter en la cárcel inmediatamente a todos los golpistas, a suspender para siempre la sediciosa “autonomía” catalana, a implantar la Ley Marcial si hay insurrección, a reconstruir una Cataluña española? Entonces tú eres de la saga de los traidores.
Si encima, como pretendes, quieres pastelear (entente PP, PSOE, Cs) y enlodar al límite nuestra patria con “reformitas y chalaneos” para aceptar que los españoles seamos aún más desiguales ante la Ley, entonces tú eres también reo de alta traición. Si España no os importa, ¡cicuta!