El humilde tejero Modesto Cubillas que descubrió las Cuevas de Altamira los antepasados genéticos de mi primo tercero que pintaron los bisontes de una de las paredes de las Cuevas de Altamira, el arquitecto del rey Ramiro I que construyó Santa María del Naranco para proteger a su rey de la lluvia mucho antes de que viniesen los turistas, el libro V del Liber Iudiciorum o Código de Recesvinto, la madre de Recesvinto por llamarle Recesvinto, los parroquianos de los bares del barrio de Triana de Sevilla que parece que llevasen dos mil años resolviendo los problemas de Iberia mientras se apoyan en la barra y comen jamón, el primer celtibero que domesticó al gorrino de pura raza ibérica y vigiló cuidadosamente de su alimentación compuesta exclusivamente de bellotas.
Los whiskies (güisquis según la RAE) que se tomaban José Luis Garci y David Gistau en el despacho del cineasta mientras cada uno trabajaba en lo suyo, paladeando Las verdes praderas de sabor onírico y creativo que acaricia el sorbo corto del whisky cuando cerramos los ojos y volvemos a la tierra donde nació “el agua de la vida”; El Irlandés mafioso que ha quedado yaciendo en las verdes praderas repletas de buena prosa que Gistau dejó como último regalo en el cajón del escritorio. El abuelo de Benito Pérez Gadós, Fernando Fernán Gómez en El abuelo de Garci, mis dos abuelos que murieron demasiado jóvenes a los pies del cañón, los abuelos que enseñan a sus nietos el silbo gomero desde los remotos orígenes de los guanches, el mojo picón con papas arrugadas cuando pica poco y las papas pueden plancharse en tu paladar, almidonándolas con Malvasía volcánica; la viticultura heroica de los hombres que no tienen miedo a los volcanes insulares porque descienden de godos bravos y guanches valientes.
La portada norte de la Colegiata Santa María la Mayor de Toro, Las Leyes de Toro de 1505, los ingeniosos apodos de los toreros de Segunda Regional que nunca se hicieron famosos: Machaquita, Almuerzos, El bombero, Quitamiedos, lidiando dos bravos becerros en la Plaza de toros de Cuevas del Valle los días 12 y 13 de julio de 1978. Sean ustedes taurinos o no (y yo, de momento, no lo soy, aunque si intentan prohibir la tauromaquia me haré taurino porque no me gustan las proscripciones) han de admitir que requiere mucho ingenio y un par de bemoles llamarse Quitamiedos, El Miracielos o El tranquilo cuando uno se pone delante de dos pitones sin afeitar para pasar el rato de una tarde de verano.
El Diccionario Secreto de Camilo José Cela donde la entrada cojones ocupa varias páginas. Las aceitunas rellenas de anchoa y las primeras españolas que metieron anchoas dentro de una aceituna, las patatas bravas con salsa casera de receta secreta que sólo pasa de generación en generación y las muchas generaciones que la han hecho posible, la sangría fresquita que se hacía en barreños antes del Covid 19 de los cojones. Faemino y Cansado haciendo que los españoles consigan por fin leer y entender a Kierkegaard.
Juan Sebastián Elcano tirando pa´lante con optimismo y fuerza tras la muerte de Fernando de Magallanes, Hernán Cortés, Pedro de Alvarado y otros tipos barbudos en Méjico haciendo posible lo imposible, antes de que los aztecas cantasen rancheras, la guerra que tuvieron Bertín Osborne y Francisco Umbral de la que ninguno salió victorioso, Francisco Umbral intentando hablar de su libro y los aguerridos tipos de Manowar haciéndose una foto con Bertín porque a la madre de uno de ellos le gusta como canta rancheras el salva vidas de Miami.
Francisco Pizarro, primo materno y segundo de Cortés, que tras comer buen jamón en Extremadura, se fue como soldado a Calabria y Sicilia, con tan solo veinte años, sentando plaza a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán y que bastantes años después conquistó el Imperio Inca como su primo lejano había hecho con el Azteca. Entre dos aguas de Paco de Lucía y su pegadiza letra inexistente, Paco de Lucía trayendo el cajón de Perú de los afroperuanos a España para que los flamencos tengan donde sentarse y muriendo en México porque Cortés, quinientos años antes, decidió hundir allí sus naves en una locura épica.
Núñez de Balboa que descubrió el Océano Pacífico porque todavía no tenía estación de metro para poder viajar por el mundo, Pizarro de nuevo (tiempo después de haber estado a las ordenes de Núñez de Balboa) en Perú con Diego de Almagro, la estatua de Diego de Almagro en una esquina de la Plaza Mayor de Almagro, todas las cosas épicas que hizo el adelantado Diego de Almagro tras descubrir Chile y de las que ahora no me acuerdo, Pizarro de viejo batiéndose solo contra doce almagristas (después de la ejecución de Almagro) que acabaron entre todos con su vida pero sin lograr acobardarle, las berenjenas de Bolaños de Calatrava que quizás comió Diego de Almagro, pero que, en cualquier caso, es un buen alimento no muy perecedero que te puedes llevar en tarros de cristal si te vas a hacer gestas de ultramar o te vas de erasmus.
Los erasmus españoles que se van con algunos tarros de cristal a buscarse la vida fuera y no pueden volver a España tras acabar de estudiar porque aquí no hay trabajo y se quedan décadas en el exilio sin poder conquistar reinos y entregando su vida a cambio del nuevo Dorado del siglo XXI; Oro, película de Díaz Yanes basada en un texto de Pérez Reverte que te demuestra cómo los españoles siempre hemos estado divididos por las absurdas diferencias regionales y las luchas intestinas, a pesar de las cuales hemos conquistado imperios y alumbrado genios como Velázquez, que pintó no sólo las meninas sino muchas otras obras, de las cuales la mayoría están en España.
La Venus del espejo que nos han mangado los ingleses y a la que mutiló una inglesa sufragista radical. Blas de Lezo y Olavarrieta, ya mutilado, cuando se negó a ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V, para acabar muchos años después (y mucho más mutilado todavía) con su increíble victoria acaecida en 1741, en Cartagena de Indias, contra los ingleses que menos de un siglo más tarde nos robarían La Venus del espejo de Velázquez; cobrándose así la ayuda contra los invasores napoleónicos.
El inteligente Capitán Fernando Villamil (que entre muchas otras cosas diseñó el primer destructor), muerto en Cuba en 1898 por culpa de la incompetencia de sus superiores (cosas de España). Ejemplo de marino experto y clarividente que sufrió las consecuencias de tener superiores mucho menos inteligentes y que acabó con su vida en la mar de una de nuestras últimas colonias. Los últimos de Filipinas dispuesto a ser los últimos, o los primeros si hubiese que cruzar la laguna Estigia.
El cimborrio de la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María (Catedral de Burgos para los amigos), los arcos de la izquierda del Monasterio de San Juan de Duero en Soria, los arcos de la derecha del Monasterio de San Juan de Duero en Soria, los fustes cuádruples de dicho monasterio y los individuos que los hicieron hace ochocientos años. Sean ustedes creyentes o no hay que reconocer que no fue tarea sencilla edificar todo aquello y con tan divino buen gusto. Del mismo modo hay que admitir que la Alhambra de Granada es una joya que nos dejaron los nazaríes cuando por fin los echaron los Reyes Católicos, para que ahora podamos tomar vinitos y una tapita de jamón en Granada con vistas a la Alhambra Recuerden sólo que la tapita de jamón no ha salido gratis aunque el camarero del establecimiento no nos las cobre.
El caballo blanco de Santiago “de color ignoto” que se apareció con Santiago encima cuando más falta hacía y los malos iban ganando, la Reconquista; con las batallas de Covadonga, Clavijo y Navas de Tolosa, que ahora no dejan estudiar a los escolares para tener sus mentes domeñadas, la canción Reconquista de la banda rockera Tierra Santa que los chavales escuchan para compensar que no les dejan estudiar ocho siglos de Historia, la canción Legendario (sobre El Cid) del grupo musical Tierra Santa, que muchos corean porque tienen prohibido memorizar las batallas del Cid y La Reconquista en los institutos y porque es una gran composición metalera Made in Spain.
José Cadalso, muerto heroicamente en el asedio de Gibraltar como coronel, con el padre de José de Espronceda a sus órdenes como teniente, La Canción del Pirata de José de Espronceda, la versión Heavy Metal que de dicha canción hacen Tierra Santa: «Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés y han rendido sus pendones cien naciones a mi pies, que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios mi libertad...»; Las obras poéticas completas de Espronceda reeditadas por Aguilar en 1936 con prólogo de Domenchina; el tomo de dicha edición que mi bisabuelo Elías compró con la guerra civil a punto de estallar; El diablo mundo de Espronceda en el que mi bisabuelo debió de pensar cuando los comunistas le trasladaron, encerraron y torturaron en una checa estalinista de Madrid, a pesar (o quizás debido a ello) de su bonhomía, su europeísmo y su ideología reformista y liberal; Juan José Domenchina (escritor culto y autor del prólogo de la edición Aguilar de Espronceda), que murió en Méjico exiliado por haber sido republicano y secretario del Gabinete Diplomático de Azaña.
Las greguerías buenas de Ramón Gómez de la Serna, las greguerías muy buenas de Ramón Gómez de la Serna, Ramón Gómez de la Serna haciendo videos absurdos un porrón de años antes de que existiese Youtube, La tertulia de Café del Pombo pintada por José Solana en 1920, Ramón Gómez de la Serna cerrando la Sagrada Cripta del Pombo antes de que estallase la guerra del 36 mientras los amigos se van alineando en los dos bandos enfrentados, Ramón exiliado en Argentina sin entender del todo la guerra surrealista en la que iban muriendo sus amigos de ambos bandos.
Melchor Rodríguez de la CNT jugándosela por salvar a españoles del otro bando, unos cuantos individuos del otro bando jugándosela por salvar a Melchor Rodríguez cuando acabó la última guerra, Rafael Sánchez Mazas huyendo con la protección de sus amigos del bosque, del otro lado de la fronda ideológica, Rafael Sánchez Ferlosio escribiendo Industrias y andanzas de Alfanhui porque su padre pudo engendrarle.
La Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños de Francisco Gómez de Quevedo Villegas, Quevedo como espía español en Venecia, Quevedo preso en Uclés escribiendo a la luz de una vela, Quevedo preso de nuevo, muchos años después, en el Convento de San Marcos, escribiendo a la luz de una vela otra vez, incapaz de bajar la cabeza ante el Valido ambicioso de un Rey al que le faltó carácter.
Las señoras de Menorca que producen sobrasada en sus casas y te la dejan probar si eres simpático y demuestras que tus antepasados les salvaron de los ingleses, La Sonata de primavera de Valle Inclán, el bocadillo de calamares de la Plaza Mayor de Madrid y las personas que madrugan mucho para que una ciudad con un litoral tan marrón tenga calamares, La Sonata de invierno de Valle Inclán, las otras dos sonatas también aunque no las haya leído.
Las peleas cainitas entre Valle Inclán y Baroja en torno a las poco claras patentes de nobleza dieciochescas de los antepasados maternos del segundo y la amistad que se rompió a causa de ello y que nos define tanto como pueblo, La voluntad de Azorín, las nivolas de Unamuno y La Generación del 98 en su conjunto.
Los relojes líquidos de Salvador Dalí que marcan la hora en que los genios inmortales han de atusarse el bigote, Manual de Espumas de Gerardo Diego en ediciones de bolsillo para los públicos de secano, el peinado de Gustavo Adolfo Bécquer, los artículos y los dolores de corazón de Mariano José de Larra que le costaron la vida por culpa de Dolores, antepasada putativa de alguna otra española que yo conozco y quizás ustedes también, aunque no se llamen Dolores. Háganme caso, búsquense otra que les quiera (u otro si ése es su caso) pero no se peguen un tiro en la sien, no merece la pena. Aprendan de los errores de Larra y Ganivet. Recuerden que José Zorrilla no va a leer poemas en su entierro como hizo en el de Larra, el Don Juan de Zorrilla, tabla de salvación para los fuertes dolores de pecho que a veces nos causan las españolas y las que no son españolas (o los españoles y no españoles si es su caso) y cuya representación teatral nos calma los dolores de las Dolores y los dolientes dolorosos, mi bisabuela Dolores que era bien lista y buena y que salvó la vida a mi abuela rebelde que no quiso levantar el puño un día en un teatro de Valencia en 1937.
Ángel Ganivet, primer Erasmus español en Finlandia escribiendo cartas sin ordenador. Ángel Ganivet, suicidándose varias veces hasta conseguirlo por culpa de España, de una española que se parecía a la dolorosa de Larra y por la sífilis, háganme el favor de usar preservativo hasta que encuentren a una o uno bueno con el que repoblar (ver parte III) que el agua del río Dauagava está muy fría y las ITS o ETS deben de ser jodidas.
Piensen que aunque «... sólo quiero por riqueza la belleza sin igual…»…conviene recordar que «...es de ver como vira y se previene» no sean ustedes poetas románticos, prevénganse, que «no van a dormir sosegados arrullados por el mar» como se empeñen en correr riesgos inútiles o irse con personas que les causan dolores físicos y emocionales. Esperemos que encontremos la Doña Inés que nos redima o la Doña Juana arrepentida, o el Don Juan contrito que les redima (si ese es su caso) y pongamos aquí el punto final, que España ya nos ha generado a todos demasiados dolores.
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