«Decimos "Patria" con orgullo»

«Y decimos que la Patria no es un pin en la solapa, no es una pulsera. ¡La Patria es una Comunidad!»

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«Algunos dicen que España es una marca: creen que todo se puede comprar y vender. Nosotros, en cambio, amamos a nuestro país que hunde sus raíces en una historia de lucha por la dignidad. Los que creen que todo se puede comprar y vender quisieron convertir a aquel caballero de Triste Figura en una marca, en marketing. ¡Malditos sean aquellos que quieren convertir nuestra cultura en mercancías!
»Decía Antonio Machado, a través de su Juan de Mairena, que aquel hidalgo loco era un ejemplo, un ejemplo de nobleza y valor. Decía que a veces hacen falta locos dignos que se enfrenten a los poderosos. Hacen falta soñadores valientes que sepan soñar un mundo mejor y que se atrevan a nombrar las cosas por su nombre. Hacen falta quijotes.
»Estamos orgullosos de ese soñador a caballo, de ese español universal. No permitamos que los traidores conviertan al Quijote en una marca. No permitamos que compren y vendan la dignidad y la belleza. No permitamos que compren y vendan las sonrisas. El derecho de nuestra gente a sonreír no se vende.
¡La soberanía no se vende!
»Nuestra Patria no es una marca. No somos una marca. Soñamos como don Quijote, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños. Y hoy decimos “Patria” con orgullo. Y decimos que la Patria no es un pin en la solapa, no es una pulsera.
»La Patria es una Comunidad.»

 
El autor de las anteriores palabras no añadió, es cierto, «la Patria es una Comunidad de destino en lo universal»; pero ahí va, sin embargo, la pregunta a nuestros lectores.
Estas encendidas palabras en que la Patria es entendida como Comunidad que hunde sus raíces en la historia; esas insólitas palabras en las que se defienden cosas tales como la nobleza, el valor, los sueños…; esas hermosas palabras que, como impregnadas del Manifiesto contra la muerte del espíritu, maldicen a quienes quieren convertir nuestra cultura en mercancías; todas esas extraordinarias palabras… ¿a quién pertenecen, quién las ha pronunciado?
¿José Javier Esparza, tal vez?
¿Jorge Verstrynge, quizás?
¿Javier Ruiz Portella, a lo mejor?
¿José Antonio Primo de Rivera, encarnado acaso en algún joven falangista?
¿O quizás ninguno de estos cuatro?
En nuestra encuesta (colocada en la columna de la izquierda) pueden nuestros lectores emitir su veredicto.
Mañana les ofreceremos todas las explicaciones y comentarios de este pequeño enigma.

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