"Vencen los bárbaros […]. / A cielo abierto yaceré entre ciénagas" (Borges)
Poema conjetural
Fernando Sánchez Dragó
05 de marzo de 2014
La Guardia Civil renuncia a disparar pelotas de goma para defender la ley y las sustituye por sopitas, tiritas y betadine. Todo lo que era sólido se licúa. No sabemos cuántos inmigrantes acampaban al otro lado del Rhin aguardando el momento idóneo para cruzarlo en pateras.
Occidente se rinde. Sus líderes no han leído a Gibbon. Termina el ciclo de la Historia que inauguró Constantino. Obama desoye a Spengler —es un pelotón de soldados lo que salva in extremis la civitas (acabamos de verlo en Egipto)—, negocia con todo quisque y se dispone a reducir sus tropas. Mil policías ucranianos piden perdón de rodillas. La Guardia Civil renuncia a disparar pelotas de goma para defender la ley y las sustituye por sopitas, tiritas y betadine. Todo lo que era sólido se licúa. No sabemos cuántos inmigrantes acampaban al otro lado del Rhin aguardando el momento idóneo para cruzarlo en pateras y acogerse al ius gentium con el que la izquierda caviar de Roma dinamitó el ius civilis, pero sí sabemos que desde el monte Gurugú, la frontera magrebí de Oujda y el litoral de Túnez y Libia, miles y miles de personas del mismo color de piel que tenía Yugurta entran a lo loco en Europa por el coladero español de África -¡oé, oé, oé!- y por las islas del sur de Italia. «Vencen los bárbaros, los gauchos vencen […] / Yo que estudié las leyes y los cánones […] / Yo que anhelé ser otro, / ser un hombre de sentencias, de libros, de dictámenes, / a cielo abierto yaceré entre ciénagas.» (Borges, Poema conjetural). Graznan, mientras tanto, los gansos capitolinos - Marine Le Pen en Francia, Ukip en Inglaterra, La Liga Norte en Italia, el Partido de la Libertad y el BZÖ en Austria, Amanecer Dorado en Grecia, Wilders en Holanda, Sarrazin y el ADF en Alemania, Rasmussen en Dinamarca, Auténticos Finlandeses en Finlandia- y el antieuropeísmo arrolla por doquier sin que los multiculturalistas de Bruselas se den por enterados. ¿Los crucificarán en la colina del Capitolio como a los perros de Roma que no ladraron cuando Breno la invadió? Hasta Suiza cierra sus poternas. ¿Xenofobia o sentido común? ¿Puede sobrevivir un país sin un mínimo de homogeneidad? ¿Deberíamos poner fin a la cooperación internacional que quita dinero a los pobres de los países ricos para dárselo a los ricos de los países pobres y financia de ese modo a las mafias de la inmigración? Yo no respondo. Conjeturo. Me limito a recordar el Vae victis! del galo que lanzó su espada sobre la balanza en la que Roma pesaba su valor en oro. Me limito a subrayar que así se ha escrito siempre la Historia. La vivirán como tragedia, en sentido inverso al que Marx trazó, quienes ahora la orquestan como farsa. No iré a las urnas el 25 de mayo.
© El Mundo
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