¿Es España un Estado de Derecho?

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La división de poderes es condición necesaria pero no suficiente para el recto funcionamiento del Estado de Derecho, y éste a su vez no es sinónimo de Democracia. El imperio de la ley está ligado esencialmente al Estado de Derecho, y quizá sea aquel el pilar más debilitado hoy de todo el edificio. En los tres poderes clásicos se echa en falta una aplicación cabal y sistemática del espíritu y la letra de nuestro ordenamiento jurídico. El poder legislativo –que rara vez legisla si no es a instancias del poder ejecutivo- aprueba leyes que a menudo nacen para no ser aplicadas, y que de hecho el poder judicial con no menos frecuencia no intenta aplicar.

Las sentencias judiciales, incluso las sentencias firmes del Tribunal Supremo, a veces no se ejecutan. Y de todas formas la advertencia Justicia dilatada es justicia denegada carece ya de vigencia en la práctica. A todo ello hay que añadir un defecto en la actuación del poder legislativo, defecto sin duda nacido de loables intenciones, que es el garantismo a ultranza, que conduce a la falta de garantías para la mayoría de la población.

Si a los poderes clásicos añadiésemos el poder de los medios de información o el de los sindicatos o el de los empresarios, veríamos que la obediencia a la ley dista tanto o más de ser general.

El problema es sencillo, la solución no. Las instituciones nunca obtendrán el respeto de los ciudadanos si no se respetan entre ellas. Y más aún, si cada institución no se respeta a sí misma acatando la ley.

Lo más desmoralizador para una nación es el oír decir con cierto fundamento aquí nunca pasa nada, esto en España sale gratis.


(El texto que antecede fue publicado en el ABC del pasado Lunes 28 de noviembre de 2011, con leves ajustes de maquetación. Respondía a la pregunta que se me hizo, pidiéndome un breve comentario sobre un artículo del Profesor González Ballesteros, que todavía no estaba escrito, "sobre la necesidad en España de recuperar la división de poderes y el respeto entre ellos para que los ciudadanos, a su vez, respeten las instituciones". Me pareció más interesante centrarme en el problema evidente pero poco atendido del desmoronamiento del Estado de Derecho en nuestro país.)

 

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