Navarra no puede depender de unas elecciones

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JESÚS TANCO LERGA

La pregunta fundamental es la siguiente: ¿La personalidad multisecular de Navarra puede estar a expensas del resultado de unas elecciones? Dicho de otro modo, la cuestión de Navarra ¿es algo estrictamente político? Pues no. Rotundamente, no.

Navarra tiene un estatus jurídico consolidado por una historia milenaria, con un régimen foral no estatuido –concedido- por la Constitución de 1978, sino amejorado tras la adaptación de sus instituciones a las exigencias de la Carta Magna, en virtud del pacto de 1982 entre la Diputación Foral de Navarra y el Estado español, que se plasmó en la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral, usualmente Amejoramiento del Fuero, siguiendo la terminología habitual a lo largo de la historia del reino navarro.

Su redacción fue compleja, con una negociación difícil en la que estuvieron representados, a través de siete diputados forales, los partidos políticos: UCD con cuatro, y el PSOE, Herri Batasuna y el Nacionalismo Vasco con un diputado cada uno. También en el Parlamento Foral amejorante de 1979, compuesto por setenta miembros, había representantes de todo el espectro político, incluidos los sectores separatistas vascos, que eran minoritarios. No es cierto que los nacionalistas vascos no tuvieron parte en la negociación del Amejoramiento, como se puede comprobar en la abundante colección del diario de sesiones del Parlamento y de la Comisión de Régimen Foral.

Es verdad que la disposición transitoria cuarta de la Constitución dejaba a la voluntad de los navarros la incorporación a la Comunidad Autónoma Vasca, que desde el Estatuto de 1981 se denomina también País Vasco, Euskadi o Euskal Herría, pero los navarros decidimos, no sin debate interno, el continuar como siempre: Navarra dentro del ámbito nacional español, cada vez más inserto en el europeo. 

La disposición transitoria cuarta fue una concesión de Suárez al separatismo vasco nunca disimulado por el PNV y sus derivaciones; no se sabe bien a cuenta de qué o por qué, el líder de UCD cedió lo que mayoritariamente era rechazado en Navarra. Es verdad que el terrorismo asesino estaba en plena virulencia. Esta cuestión dividió a UCD en Navarra, rompiendo el binomio personal Aizpún-Del Burgo que la hizo posible.

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