Según ABC, dos representantes del Gobierno –concretamente, dos diplomáticos- y dos terroristas de ETA, el hijo de Josu Ternera y quizá Jon Salaberría, se entrevistaron a primeros de abril en una ciudad europea. El contenido de la entrevista fue la participación de Batasuna en las próximas elecciones municipales. Dado que Batasuna se negaba a aceptar la Ley de Partidos, se suscitó la posibilidad de presentarse a través de Acción Nacionalista Vasca. Los representantes del Gobierno la aceptaron, aunque advirtiendo de que la jugada dependía de la anuencia del Tribunal Supremo, lo cual exigía que en las listas no aparecieran miembros de Batasuna-ETA.
Como es sabido, después ANV presentó listas con numerosos nombres batasunos, el Gobierno impugnó algunas de ellas, pero por una vía equivocada y, además, aceptando otras de esas listas. Finalmente, el Tribunal Supremo terminó anulando las candidaturas de ANV impugnadas por el Gobierno, pero no dejó de recriminar al Ejecutivo el haber empleado una vía administrativa equivocada –la ley electoral-, en vez de pedir la ilegalización de ANV en virtud de la Ley de Partidos. Esta carambola legal se explica ahora mejor a la luz de la exclusiva de ABC.
¿Quién pidió la entrevista? Según ABC, el Gobierno. Una vez desarticulado el “comando Donosti” y ante la evidencia de que ETA preparaba nuevos atentados, el Ejecutivo temió que una participación insuficiente de Batasuna en las elecciones provocara una respuesta violenta de la banda. Por eso Zapatero se apresuró a enviar emisarios para evitar un atentado en campaña electoral.
Es interesante la descripción de ambiente que hace ABC: los terroristas, indignados porque el Gobierno no ha cumplido sus compromisos; los representantes del Ejecutivo, indignados a su vez porque ETA rompiera el “proceso” con la bomba de Barajas. La única conclusión posible es que ni el Gobierno ni ETA creen factible la supervivencia de “proceso” alguno, pero ambos creen que pueden sacar provecho de la actual situación y de las expectativas que ha despertado: por un lado, en una opinión pública española seducida por la idea de “paz”; por otro, en una banda terrorista que se considera en posición de ventaja. Según ABC, el encuentro finalizó sin acuerdo alguno. Días después, Gara publicaba el comunicado-entrevista de ETA en el que se amenazaba con más violencia si Batasuna no estaba en las elecciones.
El Gobierno, por boca del ministro de Justicia, Bermejo, y del portavoz parlamentario López Garrido, han negado la existencia de esos contactos con ETA revelados por ABC. No ha dicho nada el Ministerio del Interior. La oposición, por su parte, ha considerado muy verosímil la información publicada por ese diario.
En los últimos meses, y especialmente tras el atentado de Barajas, el Gobierno ha repetido por boca de distintos portavoces que el “proceso” estaba roto y que no había contactos con ETA. El presidente del Gobierno, mucho más ambiguo, ha eludido siempre que ha podido cualquier referencia a ETA.
En cualquier caso, que el Gobierno haya mantenido contactos con ETA después del atentado de Barajas y la desarticulación del “comando Donosti” significa una enorme burla a la nación y una grave dejación de las funciones del Estado; para empezar, del deber de impedir delitos y promover su persecución.
El domingo Batasuna pedía abiertamente el voto para ANV. Eso bastaría para que el Gobierno, si quisiera, pidiera la ilegalización de ANV. Zapatero, por su parte, hablaba de la Fórmula 1 y de la guerra de Irak.