Buenas tardes a todos y muchas gracias por ser protagonistas, una vez más, de un nuevo acto de la Rebelión Cívica contra el terror, el chantaje y la rendición. Junto a nosotros hay miles de personas que se concentran a esta hora en otras 40 ciudades españolas.
Esta concentración tiene un sentido muy claro. Ni las víctimas ni la ciudadanía podemos quedarnos impasibles al ver que De Juana se pasea tranquilamente por las calles de San Sebastián gracias al Gobierno. Su paso ligero y su sonrisa siempre desafiante hubiesen sido un insulto de proporciones inimaginables hace tan solo unos años. Pero para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no es así. Estos paseos han sido el último eslabón de una cadena terrible de despropósitos que bien conocemos.
Hoy no podemos pedir que nos devuelvan a esos veinticinco compatriotas asesinados por De Juana y sus secuaces. Ni podemos pedir que se borren las secuelas físicas y psicológicas de los heridos. Les recordamos, como a todas y cada una de las víctimas del terrorismo, y seguimos pidiendo para todas ellas, Memoria, Dignidad y Justicia.
Lo que sí exigimos al Gobierno es que De Juana vuelva a una celda, cumpla íntegramente la condena de tres años que le ha impuesto el Tribunal Supremo, y recupere así la situación penitenciaria que realmente le corresponde. Lo que sí exigimos al Gobierno es que este asesino pague los ocho millones de euros que el Estado, es decir, los españoles, hemos tenido que adelantar para hacer frente a las indemnizaciones a las que fue condenado.
Hace tan sólo unos años, Batasuna-ETA estaba contra las cuerdas. Hace tan sólo unos años, los españoles hemos tenido al alcance de nuestra mano la derrota del terrorismo con la fuerza de un Pacto de Estado en el que todos confiábamos. Pero esa confianza ha sido traicionada. La traición de un Gobierno hacia los ciudadanos es, probablemente, el hecho más grave al que podemos asistir en una democracia porque se produce contra la soberanía, contra el honor, contra la seguridad y contra la independencia del Estado.
El Gobierno ha cedido absolutamente ante la presión de De Juana, hincando la rodilla en el fango del desprecio a las víctimas, a España y a los españoles. También lo ha hecho al conceder un indulto al terrorista del GRAPO Sebastián Rodríguez. Este asesino aún no se ha arrepentido de sus crímenes y aún así pretendía ser concejal en Vigo. Por eso se hacía necesario un nuevo acto de la Rebelión Cívica, que dé fuerzas y moral a las víctimas. Que reconforte a la ciudadanía. Y que sirva de columna vertebral de nuestra de nuestra libertad y nuestra democracia, ahora que el Gobierno ha decidido diluirse ante el terror. Los españoles tenemos la obligación de sostener nuestro Estado de Derecho cuando el Gobierno se muestra absolutamente incapaz de hacerlo y, lo que es mucho más grave, se muestra absolutamente decidido a rendirse, a claudicar, a entregar el presente y el futuro de España en las manos ensangrentadas de quienes quieren destruirla.
No debemos olvidar que, gracias al Gobierno y a la Fiscalía, Batasuna-ETA va volver a sabotear la vida de decenas de ayuntamientos, logrando una presencia pública y una fuente de financiación para sus crímenes que habíamos logrado arrebatarle. Una vez más, entre todos, vamos a pagar a los asesinos. Y su financiación nos puede salir muy cara.