José Blanco ha hecho pública esta sorprendente decisión en una entrevista concedida a La Voz de Galicia. Dice el secretario de organización del PSOE que ya es hora de ir dejando “la primera línea de la política”. Anuncia también que tiene ofertas “sugestivas” de la “empresa privada”. Se especula con algún medio de comunicación, más que nada por eliminación: es difícil saber qué otro tipo de empresa privada podría contratar sus aptitudes.
José Blanco ha sido desde hace años el Gran Crispador de la política española. Entre sus innovaciones propagandísticas se cuenta la de convocar con intensa periodicidad ruedas de prensa con el único propósito de lanzar furibundas críticas contra el partido de la oposición. Blanco nació en Lugo en 1962 –aunque parece mucho más viejo, pero es así desde adolescente- e ingresó en el PSOE en 1978. Toda su vida profesional se ha circunscrito al campo del aparataje de partido: Secretario General de Juventudes Socialistas de Galicia, Presidente del Consejo de la Juventud de Galicia, miembro de la Ejecutiva Gallega del Partido Dos Socialistas de Galicia-PSOE (PS de G-PSOE), Secretario General del PS de G-PSOE de Lugo, concejal y portavoz del Grupo Municipal Socialista de Palas de Rei desde 1991 hasta 1999, senador desde 1989 hasta 1996 y diputado desde 1996 hasta hoy.
Empezó estudios de Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, pero nunca los terminó. Es un perfecto ejemplar de la actual casta política española. A falta de formación cultural, ha suplido sus carencias con una agresividad verbal sin límites. Su graciosa dicción gallega ha terminado calando en la opinión; así, hoy se habla más de “corrutos” que de “corruptos”.
Llegó al cargo de secretario de Organización del PSOE (el “número 2”) con Zapatero. Desde entonces ha sido la Boca Caliente por antonomasia de la política española. Cierto que su acometividad le ha deparado algún sinsabor, como cuando denunció el “ruido de cheques” en la comunidad de Madrid, para acusar al PP de corrupción inmobiliaria, y acto seguido se supo que los presuntos corruptos formaban parte precisamente del grupo que elevó a Zapatero a la secretaría general. En su acreditado dominio de la escenografía política, Blanco no ha retrocedido ni ante la más palmaria negación de la evidencia; valor no le falta.
En las últimas semanas, José Blanco ha vuelto a estar inmerso en un asunto poco grato: las denuncias de corrupción en el Partido Socialista de Ibiza a cuenta de fuertes operaciones inmobiliarias. Las grabaciones efectuadas a los implicados en la operación –el secretario del socialismo local, Roque López- apuntan a que Blanco, supuestamente, estaba al corriente del cobro de comisiones ilegales. Después se han conocido otras grabaciones a la concejal y número tres de la lista socialista al Ayuntamiento ibicenco, Sandra Mayans, donde ésta denunciaba que fue "marginada" de las reuniones del partido por haberse negado a recoger dinero negro de un contratista; con ese dinero se financió, según Mayans, la campaña electoral del partido en 2003.
En coincidencia con tales cosas, Blanco anuncia que se va. Lo difícil es saber si es verdad.