Las cosas no están nada claras

El camino (electoral) a marzo

Las últimas encuestas de intención de voto aparecidas en prensa la semana pasada confirman la tendencia de toda la legislatura de Zapatero: el empate técnico entre el PSOE y el PP de cara a las próximas elecciones generales del 9 de marzo. Entre las muchas lecturas que se pueden hacer, destacan dos. Primero, que nunca un partido en el gobierno ha sufrido tanta erosión con tan sólo una legislatura a sus espaldas. Y en segundo lugar que, a pesar del desgaste motivado por una política de enfrentamiento y de la evidente imposibilidad de despegar en las urnas, sigue contando con la mayor probabilidad de formar el próximo ejecutivo a partir de marzo.

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Lartaun de Azumendi
 
Por tanto, es la formación que lidera Mariano Rajoy la que se va a ver obligada a echar el resto en los próximos dos meses. Cualquier partido en la oposición desearía estar ante tal oportunidad cuatro años después de haber sido apartado del poder, luego la posición de partida es alentadora se mire por donde se mire para las huestes populares.
 
Dentro del Partido Popular está muy afianzada la idea de que una sociedad crispada se anima a votar en las elecciones y, cuanto mayor es la participación, más beneficiado resulta el PSOE, así que es mejor calmar los ánimos. Por eso la precampaña, comparada con el resto de la legislatura, está resultando sosa, deslavazada, incluso se podría tildar de pretendidamente mantenida en un perfil bajo. Se dice que el PP no quiere zarandear demasiado el árbol para no movilizar al votante que apoyó en 2004 a Zapatero más con las tripas que con la cabeza… puede ser. En cualquier caso y a pesar de que cada formación debe jugar sus cartas lo mejor que sepa o pueda, quien pretende ser nuevo inquilino de La Moncloa los próximos cuatro años debería dar un golpe de timón en este viaje con parada el 9 de marzo.
 
Queremos saber qué ha preparado el PP
 
Han sido cuatro años de agitación y denuncia, de implicación de la sociedad en la protesta contra una manera de hacer política en la que ha primado la imposición y el desencuentro. La legislación de calado pretendidamente social ha despertado la conciencia de la sociedad y en la mayor parte de los casos en la que ésta se ha rebelado ha contado con el apoyo del Partido Popular. La denuncia ha sido imprescindible, pero ahora llega el momento de hacer propuestas constructivas, de contar a los españoles cuál es realmente el proyecto del centro derecha de este país.
 
Sabemos que el PSOE tratará de movilizar el voto que recibió prestado en 2004 sacando el doberman otra vez. Pero queremos conocer la propuesta popular. Necesitamos saber la letra pequeña de un proyecto verdaderamente educativo y que garantice el papel de los padres, precisamos conocer hasta dónde está dispuesto a llegar el Partido Popular con los nacionalistas para gobernar, queremos saber los compromisos de Mariano Rajoy sobre los que no está dispuesto a ceder en materia de reforma constitucional y electoral. Habrá que desentrañar el itinerario en materia de seguridad ciudadana y definir el modelo de las fuerzas armadas del siglo XXI. Ver qué ha preparado el PP respecto a la vida: las clínicas abortivas, investigación con embriones, ¿eutanasia? Qué ocurrirá con el matrimonio homosexual y la relación con la Iglesia si ganan. La lucha antiterrorista y la política económica, claves en los dos mandatos de Aznar, no sufrirán seguramente apenas variaciones, pero queremos ver lo que han preparado.
 
El eterno viaje al centro en periodo electoral no puede en ningún caso desdibujar el perfil político de un partido. El ciudadano quiere mensajes claros y de calado. En ese sentido puede valer de guía el ejemplo Sarkozy. Los debates televisivos serán, a buen seguro, el mejor escaparate pero no el único. El mejor activo de un comercial es su producto, no su argumentario, y los españoles necesitan un proyecto al que adherirse. Las sonrisas, el photoshop de los carteles y el color de las corbatas no tienen nada que hacer al lado de un mensaje sólido para recuperar la España del sentido común. Veremos.
 
(www.paginasdigital.es)

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