Análisis del terror y sus derivas

¿Se está grapizando ETA?

Hace pocos días celebraba la Fundación Leyre, en Pamplona, una nueva sesión de sus "talleres de realidad". El tema sometido a análisis era de palpitante urgencia: ¿Se está "grapizando" ETA? Es decir, ¿está tomando ETA el camino que tomaron en su día los GRAPO, una banda criminal tan profesionalizada como políticamente aislada, ajena a cualquier proyecto político real? En el contexto del "proceso de paz" de Zapatero, no ha faltado quien ha hecho tal augurio. La realidad, sin embargo, lo desmiente. No parece que ETA se vaya a “grapizar”.

Compartir en:

Fernando de Haro
 
El pasado 22 de noviembre de 2007 se celebró, en la sede pamplonica de la Fundación Leyre, una nueva sesión de los Talleres de realidad. Dirigida por quien aquí escribe, se analizó la naturaleza de la organización terrorista ETA desde la perspectiva del concepto descriptivo grapización. Presentamos sus conclusiones.
 
El término grapización engloba diversas percepciones parciales del fenómeno terrorista en su evolución (degradación social de una organización terrorista, deriva ideológica, pérdida de perspectiva “política”…), de modo que se impone  precisarlo.
 
Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), brazo armado del Partido Comunista de España (reconstituido), optaron desde 1975 por la vía de la insurrección armada contra el Estado español. Alimentados por una peculiar lectura del marxismo-leninismo-maoísmo, sus dirigentes juzgaron que la situación española de mediados de los años 70 se encontraba madura para una revolución comunista.
 
Desde el PCE (r) también intentaron desarrollar diversas organizaciones de “masas”, caso de la ODEA y de la todavía existente AFAPP. Pero el liderazgo de la lucha insurreccional recaería en su frente armado. Sin que existiera, realmente, una división nítida entre tales entidades, pues integraban una única organización, se lanzaron a una carrera terrorista salvaje, desatando una feroz campaña de asesinatos, secuestros, sabotajes…
 
La persecución policial, sus propios errores, y la pérdida sucesiva de sus dispersos núcleos de apoyo, fueron transformando progresivamente la ambiciosa organización inicial en unas bandas aisladas, errantes y obsesionadas en los golpes de efecto; derivando finalmente en un grupúsculo más preocupado en su supervivencia económica, mediante atracos y secuestros, que en el desarrollo coherente de un proceso revolucionario.
 
El acoso policial, judicial, mediático, político, etc., que sufrió, le aisló de sus escasos apoyos sociales; limitándose sus posibilidades de supervivencia. Que persistiera durante varios lustros, siendo su realidad material análoga a la de cualquier otra banda criminal de pequeña dimensión, únicamente puede explicarse por la persistencia de un liderazgo carismático -análogo al ejercido en las sectas- y un estilo de vida más propio de una mafia que el de una comunidad revolucionaria.
 
Las circunstancias de ETA
 
Desde esta perspectiva, ¿ETA se está grapizando? Consideraremos varias circunstancias. El GRAPO nunca se alejó de su rudimentaria ortodoxia marxista- leninista, lo que le imposibilitó cualquier aproximación a partido político o movimiento social alguno. Tanto el histórico PCE, las numerosas facciones comunistas entonces existentes, así como las restantes izquierdas, se esforzaron en mantener las distancias de este dañino residuo marxista-leninista. Por su parte, ETA nace del nacionalismo vasco, compartiendo algunas de sus tácticas comunes; caso de la implantación del euskera como una herramienta de la “construcción nacional”. Pero pronto asumiría ciertas tácticas marxistas-leninistas de la conquista armada del poder político: la “guerra popular prolongada”. De este modo combinará el terrorismo con diversos movimientos de “masas”, la lucha institucional, presencia mediática, acuerdos parciales de “Frente Nacional” con fuerzas afines tácticamente…, logrando disputar el liderazgo del nacionalismo vasco al mismísimo PNV en el contexto del Pacto de Estella-Lizarra.
 
Abierta a los instrumentos técnicos de la globalización, ETA ha demostrado una gran capacidad de adaptación a los cambios políticos, culturales y tecnológicos, nacionales e internacionales; tanto a nivel de discurso, como a nivel organizativo.
 
Además, ETA desarrolló, desde sus inicios, un complejo y activo entramado social, el autodenominado MLNV, que sigue manteniendo una importante capacidad de movilización. ETA, por ello, no puede concebirse separado de su movimiento social. De este modo, su implantación, en contraste al alcanzado por el PCE (r) - GRAPO, fue y es incuestionable.
 
A pesar de la sucesión de golpes desplegados desde el Estado de Derecho, ETA ha sabido aprovechar todas las oportunidades derivadas de nuevos escenarios políticos (el más reciente, el diálogo con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero) para el mantenimiento de su cohesión interna, alcanzando buenos niveles de encuadramiento, formación y movilización de sus bases. Los GRAPO jamás tuvieran tales oportunidades.
 
Las condiciones anteriores permiten a ETA el reclutamiento de nuevos militantes, el desarrollo de nuevas fuentes de financiación, y la adaptación de sus “aparatos” a las exigencias coyunturales de la “lucha armada”; y siempre considerando el impacto de las diversas expresiones del MLNV en el contexto político general.
 
Es incuestionable que ETA está integrada, en la actualidad, por un número de activistas y estructuras muy inferior al que organizó en los años 70 del siglo XX. No obstante, incluso perpetrando una actividad terrorista notablemente más reducida, obtiene un eco mediático y político enormes; multiplicado por el deslizamiento hacia posturas beligerantemente soberanistas de las formaciones nacionalistas “democráticas”: PNV, EA y Aralar.
 
Que ETA sobreviva, de una u otra manera (nuevos tiempos, nuevas necesidades, nuevas estructuras), o que se esté grapizando en alguna de sus dimensiones -acaso la más visible-, no depende únicamente de ETA y su entorno; sino, ante todo, de la respuesta de la democracia española y su Estado de Derecho, y de la de sus posibles aliados (ciertos nacionalismos, algunos movimientos antiglobalización…).
 
Sólo una respuesta, hasta ahora, ha demostrado su eficacia frente a ETA: la unidad de los demócratas en un discurso y una estrategia comunes; la colaboración consciente y responsable de los medios de comunicación; la conjunción de la acción policial y judicial, nacional e internacional; la movilización ciudadana; su total aislamiento, en suma. Una respuesta que ya se desarrolló frente los GRAPO con notable éxito.
 
Por todo ello, todavía no es posible hablar de la grapización de ETA.
 

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar