Sólo faltan cuatro meses para las elecciones

El PP sigue marginando a Mayor Oreja y Vidal-Quadras

A menos de cuatro meses para las generales de marzo, los partidos políticos han comenzado a sentar las bases de sus discursos electorales. Después de una legislatura inestable y desgraciada se comienzan a vislumbrar los caminos escogidos por Rajoy y Zapatero para residir en La Moncloa, aunque aún da la sensación de que ni mucho menos han mostrado todas sus cartas. En el PP, llama la atención la marginación de dos pesos pesados: Jaime Mayor Oeja y Alejo Vidal-Quadras. Las dos voces más señaladas contra la negociación con ETA y contra la reforma del estatuto catalán.

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Lartaun de Azumendi
 
Para conocerlas habremos de ser pacientes y esperar, que aunque el 9 de marzo parezca estar a la vuelta de la esquina todavía deberán librarse batallas decisivas en esta carrera. En este sentido, y de momento, ninguna de las dos grandes formaciones nacionales ha querido trasladar a la sociedad un mensaje excesivamente ruidoso, exceptuando quizá el deslavazado y flojo video sobre el PP y el 11-M perpetrado desde Ferraz.
 
La estrategia de los populares tuvo un hito de cierta relevancia con motivo de su Conferencia Política, que si bien transcurrió de manera anodina durante su primera jornada, vivió su momento más relevante con el esperado discurso de Mariano Rajoy. El líder popular esbozó un proyecto de reforma fiscal que pretende ser ambicioso y que habrá que ver si no cae en aspectos más efectistas que efectivos. Prometió un compromiso por la mejora de la riqueza y el bienestar de los españoles así como una búsqueda real del consenso y una reforma constitucional para “corregir los defectos del sistema”. La política exterior, la unidad de España, el empleo y la vivienda fueron también ejes de un discurso que dejó una correcta impresión en un servidor pero que se me antoja algo cojo si echamos una ojeada a la cocina de la propuesta.
 
Más allá de que el PP haya decidido centrar la venta de su mensaje, como demuestra la asignación de Juan Costa como coordinador de la cosa, llama la atención la marginación de dos elementos que no pueden sino hacer crecer la propuesta del centro-derecha español en aras de concretar una visión política más certera, oportuna y necesaria.
 
Necesaria corrección
 
Repasando la legislatura que se nos va, la negociación con ETA y las deficiencias de nuestra Carta Magna han sido dos de los principales pilares en los que se han basado el Partido Socialista y el resto de formaciones afines para poner literalmente patas arriba el país. Y quienes han continuado dando mejor la batalla en ambos asuntos no han sido otros que Jaime Mayor Oreja y Alejo Vidal-Quadras, muy a pesar de que se dedican, sobre todo, a esa periférica y minusvalorada política, la europea.
 
Si desde Génova tuvieran un poco de vista y, mayormente, fueran capaces de reconocer quiénes pueden dotar de sentido y experiencia al discurso electoral de un partido que necesita de todos los recursos posibles para dar la vuelta a la tortilla, deberían rectificar y poner las cosas en su sitio. Resulta difícil de comprender que el discurso de la posición ante ETA y el nacionalismo no lo articule Mayor Oreja, viendo cómo le avalan sus atinadas predicciones desde el 96. Parece insólito que el trabajo emprendido por Vidal-Quadras acerca de la reforma de la Constitución haya pasado de mano en mano en las filas populares como si quemara, prefiriendo proclamar un arreglo del texto del 78 menos ambicioso.
 
Aunque por encima de toda consideración, de un mensaje más batallador o de uno más tendente a limar aristas, lo que no tiene un pase es que tanto el vasco como el catalán vean cómo caen las hojas del calendario sin que el Partido Popular les llame, no ya para ofrecerles un papel protagonista, ni siquiera para pedirles un consejo con el que poder ser más fuertes de cara al 9 de marzo.
 

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