La mujer de Bermúdez canta al nuevo juez-estrella

De Supergarzón a Bermúdezman: llega un nuevo héroe de multitudes

Nos habíamos acostumbrado a las canas olímpicas del juez Garzón, a su aparente gesto serio pero sobreactuado, a su aparición estelar en las escaleras de los tribunales. Pero ahora llega un nuevo superhéroe para hacerle sombra: el juez Bermúdez. Este nuevo Hombre X de la Justicia no quiere recogerse en los cuarteles de invierno después de presidir el juicio del 11-M, sino seguir brillando en el firmamento de la fama. Su mujer acaba de publicar su biografía. Se titula La soledad del juzgador y es todo lo contrario de una sentencia judicial. Interesada, subjetiva, opinativa, o sea: de crónica imparcial, nada. Un manifiesto olímpico que se podía haber titulado “Juez y parte de mí mismo: soy estupendo”.

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Carlos Salas
 
¿Jueces imparciales? ¿Jueces sobrios? ¿Jueces de perfil bajo? Quizá en otro país, pero no en España. Aquí tenemos jueces que están más cerca de los focos del cine, que de la luz de la Justicia. Ya nos habíamos acostumbrado al ego del juez Garzón, de quien se ha llegado a escribir una biografía titulada Garzón, el hombre que veía amanecer. Sabíamos que le encantaba la prensa, la imagen pública, las entrevistas y las fotos sociales. Un poco torpe como instructor, pero un gran relaciones públicas de sí mismo. Se había convertido en el juez de todas las sopas, pues aparecía como motor de los casos más audaces como el juicio a Pinochet, la persecución de ETA, la operación Nécora… Ah, pero toda estrella siempre se encuentra con otra que refulge con más potencia. Ahora el juez estrella es calvo, se llama Javier, se ha hecho famoso por su dureza e inflexibilidad en el mayor juicio por terrorismo en Europa y encima no quiere volver a la sombra anónima de su despacho. Tres semanas después de la sentencia del 11-M, su biografía ya está en las librerías. Bueno, habría que calificarla de hagiografía porque quien la escribe es nada menos que su mujer, Elisa Beni, que encima es jefe de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
 
Una “cielitografía”
 
Eso indica que este libro se ha escrito durante el juicio, y que ya estaba pactado hasta en los beneficios que se van a obtener. El domingo, varios periódicos de alcance nacional dedicaban varias páginas a comentar este título de la editorial Temas de Hoy (Planeta). Magnífica publicidad gratuita para un libro escrito por una periodista que se ha contagiado de la jerga inanimada, gris y técnica del mundo judicial. “En mi condición de comunicadora no puedo por menos que considerar que una política comunicativa diferente, con mayor transparencia hasta donde lo jurídico lo hubiera soportado, y una menor patrimonialización del sumario por parte de las únicas personas que tenían acceso a él, hubiera producido condiciones menos proclives a la proliferación de teorías alternativas, dudas sobre las condiciones del procedimiento e, incluso, posteriores juicios paralelos”. Clarísimo, prístino, como la luz del mediodía.
 
El libro es como un diario de la vida de Elisa Beni y Javier Gómez Bermúdez durante el procedimiento judicial. Bermúdez imparcial, Bermúdez de granito, Bermúdez a quien nadie puede corromper, Bermúdez impasible ante la prensa, Bermúdez, siempre en pie ante un mundo en ruinas…
 
Nadie duda que Bermúdez, como presidente del Tribunal que juzgó a los terroristas del 11-M, ha hecho su trabajo con bastante seriedad, pero ¿había que llegar a esto? ¿No es un acto de autobombo el hecho de publicar ahora una biografía autorizada? ¿Qué imparcialidad se puede esperar de un libro escrito por tu propia mujer? ¿Necesita un juez convertirse en estrella? ¿Puede esa manía de buscar los focos de la fama entorpecer las futuras decisiones de un magistrado? ¿Va a conservar este juez la confidencialidad de los casos, o por el contrario los va a comentar en su próximo libro? ¿Va a cometer las mismas torpezas que Garzón?
 
Elisa Beni afirma que su marido fue “el Fernando Alonso” que ganó su propio 11-M. El diario El Mundo calificó esta biografía de “cielitografía” por el tono cariñoso de algunas transcripciones, y los comentarios sobre el sacrificio de su marido que debe trabajar ocho horas diarias “y comer fuera de casa”. Muy duro, por supuesto. Pero más dura es la mina y si no que se lo digan a los asturianos de Hunosa. Más duro es ser empresario, que echan de 12 a 14 horas al día y no se quejan.
 
La impresión que se tiene ahora es que Bermúdezman no se va a detener aquí. Ha caído presa de la popularidad, es fotogénico y, claro, nunca viene mal un buen pellizco de parte de una editorial. Es humano. Pero el papel de un juez es juzgar y encarnar la sindéresis, un término que significa la capacidad de emitir juicios correctos. Una vez que han cogido el gusto a las cámaras, ya no se sabe si son quienes imparten Justicia, o quienes reparten autógrafos.

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