El papel del Rey frente a Chávez, a debate

La Casa Real hace hipermonárquicos a los españoles en una semana

La Casa Real cambia de estrategia y hace hipermonárquicos a los españoles en una semana. Ha bastado que los reyes visitaran por primera vez en su vida (como reyes) las plazas de Ceuta y Melilla, en medio de una marea de banderas españolas, y que el Rey Juan Carlos pidiese a Hugo Chávez que cerrase la boca, para que de repente, los españoles vean en la monarquía el reflejo de su inconsciente colectivo. Los periódicos preparan sus encuestas: esta semana sabremos lo que ha subido la imagen de la corona entre los españoles.

Compartir en:

Carlos Salas
 
Ni de derechas ni de izquierdas. Los españoles se han despertado esta semana siendo monárquicos. Hace unos días, los reyes visitaron por primera vez en sus 32 años de reinado las plazas españolas en África, Ceuta y Melilla. Es la primera vez que un jefe de Estado español pisa una ciudad española en África (sin contar Canarias, por supuesto), desde que Franco pisara esas tierras en los años setenta. La última vez que un rey español puso allí su pie fue en 1927, cuando las visitó Alfonso XIII.
 
La marea de banderas españolas que les recibió con gritos de “¡Olé, olé, somos españoles!” no solo ayudó a recuperar la enferma imagen de España, sino que sumó varios puntos en la deteriorada monarquía española, que últimamente estaba siendo muy criticada por mantener un sospechoso silencio protocolario respecto a los intentos separatistas del País Vasco y de Cataluña. Un locutor de la Cope había pedido la abdicación de Juan Carlos I para ceder la corona a su hijo Felipe, pues consideraba que el Rey Juan Carlos ya no era capaz de representar la españolidad ni la unidad.
 
El genio regio
 
Pero tras la visita a Ceuta y Melilla, siguió un viaje a América. El sábado pasado, el rey perdió la paciencia ante el mandatario venezolano Hugo Chávez en la cumbre Iberoamericana. Reunidos en Santiago de Chile, los jefes de Estado y presidentes de los países ibericoparlantes sólo esperaban la firma de un documento de buenas intenciones cuando Hugo Chávez volvió a tomar la palabra para volver a acusar a Aznar de “fascista” y para denunciar la maldad de los empresarios españoles. El presidente Zapatero salió en defensa del anterior jefe de Gobierno español y de los empresarios, pero en ese momento, Chávez no pudo contener su verborrea y trató de interrumpirle. De hecho, con el micrófono encendido, Zapatero trataba de continuar el hilo de su intervención, pero Chávez seguía atosigándole. En ese momento, el rey Juan Carlos, bastante enfadado, se echó hacia adelante y en un tono muy duro dijo al presidente venezolano: “¿Por qué no te callas?”. De nada sirvió que la presidenta Bachelet, jefa de Gobierno del país anfitrión, pidiera diálogo a las partes, porque el tono de la discusión subió y hasta contagió a otros. El presidente de Nicaragua, Manuel Ortega, trató de apoyar a Chávez y acusar a los empresarios españoles.
 
En ese momento, el rey Juan Carlos se levantó y abandonó la sala, un gesto que fue visto por millones de españoles, y que se convirtió en el comentario principal en bares, cafeterías y empresas de España. Y por eso el rey se ganó el aprecio de millones de españoles. Ayer los canales de televisión daban cancha a un montón de espontáneos que confesaban sentirse muy satisfechos por la intervención del rey.
 
Y al mismo tiempo, se pusieron en marcha las maquinarias de las encuestas. En pocos días sabremos qué lugar ocupa la monarquía española en las preferencias de los españoles. De lo que están seguros todos los expertos es de que el rey se ha anotado un diez en impacto mediático, y hasta compite en popularidad con Hugo Chávez, posiblemente el líder político vivo más mediático del momento en todo el mundo.
 
Todo esto demuestra que la diplomacia de la Casa Real ha cambiado de estrategia. Hasta hace unos días era la diplomacia silenciosa. Ahora, parece que le ha llegado la hora de “ponerse las pilas”.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar