Un debate absolutamente necesario
11-M: la Justicia española es demasiado generosa con los terroristas
Carlos Salas
31 de octubre de 2007
Los inculpados por el 11-M van a recibir penas que sumarán miles de años, pero es mejor que tiren la calculadora porque, al final, a cada uno de los terroristas no le caerá más de 40 años. Con buen comportamiento, se reducirán un tercio. Muchos dirán que eso es media vida. Cierto. Pero hay 192 personas que ya no tienen ni eso. Y si se divide la condena real por el número de muertos (192) y de heridos (más de 1.500, algunos con secuelas irreparables), concluiremos que en España los asesinos pagarán sólo unos meses de cárcel por cada persona asesinada en esos trenes. El equivalente al hurto de un ratero. En Francia, Alemania y Gran Bretaña habrían recibido cadena perpetua. En Japón y EEUU, la pena de muerte.
Carlos Salas
Podía haberle sucedido a cualquier persona que deambulase por Madrid aquella mañana de marzo. Se perpetró el mayor atentado terrorista en la historia de Europa. Murieron 192 personas. Y más de 1.500 resultaron heridas.
Este atentado no sólo cambió el signo político del Gobierno sino que lanzó a la sociedad un montón de desafíos. ¿Estamos seguros en el siglo XXI? ¿Se puede hablar de alianza de civilizaciones? ¿Caminamos hacia el enfrentamiento cultural? ¿Habrá más atentados? ¿Se pueden modificar unas elecciones con el terror?
Esas preguntas ya se las han hecho los españoles en los últimos tres años pero hoy se hacen otra: ¿es justa nuestra Justicia? Porque a pesar de que el juez ha condenado a los acusados a miles de años por sus crímenes, la verdad es que el sistema penitenciario español impide encarcelar a una persona de por vida, de modo que, como mucho, a los 40 años estará fuera de la cárcel.
Eso equivale a media vida, pero los 192 ocupantes de los trenes que ya jamás regresaron a sus casas, ya no tienen ni esa media vida. Sin embargo, si los asesinos se portan bien, cumplirán solo una parte de la pena. Las cuentas lo dicen todo: si se divide el número de muertos por la condena real, cada asesino sólo pagará unos meses de cárcel por cada asesinato cometido. Eso sin contar los heridos, que fueron 1.500, muchos de los cuales no se curarán en toda su vida.
Un debate necesario
Familias destrozadas, heridos incurables, un país golpeado en su memoria. ¿Qué es lo que hay que cambiar? Seguramente las leyes, pues España es uno de los países desarrollados con leyes más generosas para los terroristas o asesinos. “En nuestro país el sistema penal es más beneficioso para los delincuentes que el de Francia, Gran Bretaña o Alemania”, decía una información del diario El Mundo en 2000.
En Gran Bretaña no existe la pena de muerte, pero sí cadena perpetua. Un reo puede acabar sus días entre barrotes. En Japón, la segunda economía del planeta, existe la pena de muerte. En EEUU, la mayor potencia del globo, existe cadena perpetua y pena de muerte. En Francia, el Parlamento aprobó en 1994 una modificación legislativa por la cual se puede condenar a cadena perpetua a una persona que cometa crímenes contra la seguridad del Estado, el homicidio y el asesinato. En Alemania, un reo puede ser condenado de por vida, pero se revisa su pena cada 15 años, y si los jueces no se apiadan, estar entre rejas hasta que se extinga.
¿Qué leyes hay que cambiar para castigar a los culpables del modo que se merecen? Quizá ese es el debate que hay que lanzar en los próximos meses, ahora que se acercan las elecciones.
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