Georgia Meloni, la líder de Fratelli d'Italia, junto con el presidente de Vox, Santiago Abascal. Ambos partidos se han convertido en la única oposición en sus dos países

La nueva situación política en Italia

¿Es Salvini un traidor?

Matteo Salvini apoya el gobierno de Draghi y parece alinearse con el establishment de la Unión Europea, por lo menos por el momento. ¿Se trata de un viraje definitivo para Salvini y la Liga, o de una decisión estratégica que pudiera preparar el futuro? Un alto responsable del partido piensa que Salvini y la Liga quieren "lavar su nombre". Pero lavarlo ¿de qué?

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 En Italia pasan cosas raras. Todos los grandes partidos políticos, menos uno, se han alineado con el nuevo gobierno de unidad dirigido por ese divino eurócrata (Super Mario) que parece caminar sobre las aguas. Desafortunadamente, los dirigentes de la Liga, más que el propio Salvini, se han visto influidos por Forza Italia, un partido miembro del PPE, en las filas del cual se encuentran charlatanes políticos como Berlusconi y Tajani, y han decidido dar bazas al establishment de la UE.

La primera reacción de Salvini fue la de guardar sus distancias con Draghi y apostar más bien por elecciones anticipadas. En efecto, teniendo en cuenta los cambios del año anterior, ¿por qué no dejar al pueblo que decidiera? Parece ser que algunos miembros del primer círculo de Salvini, y sobre todo el moderado Giancarlo Giorgetti, un amigo de Draghi, han visto una ocasión en oro para apoyar sobre el botón reset. La Liga quiere unirse a Draghi para lavar su nombre en Europa, para deshacerse de su reputación de partido euroescéptico", habría confiado un responsable de la Liga a Reuters. ¿Lavar su nombre? ¿Lavar el nombre del partido que provocó un tsunami en las últimas elecciones europeas en Italia, y que se encuentra en cabeza de la intención de voto (aunque el partido de Giorgia Meloni, Fratelli d’Italia) le pise los talones?

Una cosa es seguir jugando la partida y otra empujar la comedia hasta tener el aspecto de querer aceptar un plan de inmigración de masas a escala de la UE, elaborado por Alemania. Escuchemos al nuevo Salvini: "En cuanto a la inmigración, propondremos la adopción de una legislación europea. Es bueno para nosotros que este asunto sea tratado en Italia de la misma forma que en Francia y en Alemania, en virtud de las mismas reglas". Sí, es Salvini quien habla, ese gran patriota italiano que antes denunciaba a Bruselas, llamaba al cierre de los puertos marítimos y defendía una política de "cero aterrizajes". Pero ahora parece adherirse a la solidaridad europea en materia de inmigración, como precio a pagar para entrar en el juego. No hay nada de malo en realizar ajustes en la estrategia pero, renegar del pasado hasta este punto, eso supera todos los límites.

Por eso, El partido de Meloni y el grupo de los Conservadores europeos (CRE) en Bruselas son la única fuerza de oposición importante en Italia. Meloni califica esta oposición de "patriota". ¿Podría ser oposición guardando su libertad de criticar al partido en el poder en algunas cuestiones y apoyarlo en otras para desmarcarse? Sí, pero la Liga no ha llegado a la cabeza de intención de voto con un programa pro–UE; se arriesga no solo a dividir a su base, sino también a poner en peligro la victoria de la derecha en las próximas elecciones.

Pero reflexionemos un poco: mi opinión es que Matteo Salvini es un hombre sincero que parece estar soportando presiones de otros miembros de la Liga, deseosos de permanecer al lado de los partidos del establishment, que han causado inmensos daños a Europa en numerosos frentes. ¿Cómo esperan revitalizar Italia al lado de las fuerzas que la han destruido? Puede que haya aquí otro factor que entre en la ecuación. El juicio a Matteo Salvini, al que le ha abocado la oposición habiéndole acusado de retener como rehenes a inmigrantes clandestinos, bajo el pretexto de que les negaba la entrada en territorio italiano, se ha visto retrasado al 20 de marzo. Si fuera condenado (lo que podría crear un peligroso precedente para otros políticos europeos), no podría ejercer sus funciones, y podría tener que enfrentarse a pena de prisión.

No creo que el viraje de Salvini venga dictado por su interés personal y pienso que continúa siendo fiel a su posición inicial de rechazar el acceso al territorio a todos los inmigrantes clandestinos (que ha beneficiado a toda la UE). Pero la cuestión consiste en saber si su posible condena tiene algo que ver con las presiones sufridas por parte de otros dirigentes de la Liga, para que se uniera al gobierno Draghi. Quizás algunos miembros del partido estarían intentando cubrir sus propias carreras políticas en caso de que Salvini resultara condenado.

Otra cuestión: la nueva coalición tiene el riesgo de aislar al partido de Meloni, en la esperanza de bloquear su ascensión o de sabotear cualquier proyecto de gobierno que lleve a la alianza de Meloni y Salvini. En cuanto a Berlusconi y su partido proeuropeo Forza Italia, no merecen ninguna confianza. Cualquiera sabe lo que sucede entre bambalinas, y cuánto tiempo lo quedará a Salvini al frente de la Liga. Pero no hay duda que los representantes del PPE en Italia (Forza Italia), el gobierno alemán y algunos responsables de la Liga se entienden y conspiran.

El autor de estas líneas no ha confiado nunca en el PPE y ha defendido siempre que Orban se una al PIS (Polonia), VOX (España) y Meloni (Italia) en el seno del CRE, un grupo más conservador. Desde esa plataforma, Orban podría trabajar con Salvini para construir a la derecha una fuerza sólida que permita frenar al establishment de la UE. El próximo objetivo de las fuerzas que intentan derribarlo será el partido de Meloni (única real oposición y en ascenso en las encuestas), al cual intentarán dejar fuera de juego, con la intención de hacer descarrilar la amenaza de un futuro gobierno de coalición Salvini-Meloni.

Salvini debería volver al redil. El rol que tiene en este momento no le pega nada.

© ElInactual

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