Por primera vez en España, un partido identitario casi obtiene tres diputados

Los 80.000 de Cataluña

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 El domingo día 28 de noviembre era un día esperado en el calendario de los catalanes y así lo demostraron acudiendo a las urnas. Los resultados que se obtuvieron fueron más o menos predecibles. En resumen: CiU arrasó como reacción ante la pésima gestión del tripartito en los cuatro últimos años; los socialistas y ERC han pagado el precio de su incompetencia. Votos de castigo, de algunos de los cuales también se benefició el PP. ¡Hasta tal punto llega la crispación de los catalanes! Los denominados “verdes” han perdido incomprensiblemente sólo dos escaños. Digamos que ser progre y ecológico —ahora los llaman así a los nuevos comunistas— está de moda. Contra todo pronóstico, los de Ciudadanos han sabido, a última hora, fidelizar a sus votantes gracias a el diario de Pedro Jota y algunas emisoras ultraliberales. Y qué sorpresa, un vividor de profesión ha sido admitido en el club del poder a golpe de talonario y bajo el pretexto de la popularidad obtenida en el fútbol.

Hasta aquí lo que anuncian en los noticiarios. Luego la voz silenciada de un grito que nunca se llega a oír. Ya hace meses que los medios ignoran a la formación política de PxC, Y, sin embargo, aun no teniendo el soporte de los medios, ni recursos, este grupo ha conseguido remover las entrañas de la sociedad. Fueron casi 80.000 ciudadanos los que, a pesar de todo, depositaron su voto de confianza en PxC, lo cual supuso quedarse a unos milímetros del parlamento. Algunos creen que eso se traduce en derrota, pero lo cierto es que el animal herido tiende a luchar más desesperadamente todavía.
 
A modo de explicación ilustrativa: ayer estaba yo presente en el recuento de votos, en calidad de apoderada, y al fin del proceso me miraban estupefactos los colegas de otros partidos, los cuales admitían su sorpresa. De hecho, no fueron pocos los que se percataron de los muchos votos que obtuvimos, ni fueron pocos los que siguieron de cerca el escrutinio por televisión. La historia se estaba repitiendo en cientos de municipios, parecía que teníamos derecho a la euforia. Al cabo de tantos esfuerzos, teníamos tres parlamentarios, estábamos dentro y goleando a Laporta . Y, sin embargo, cuando la victoria parecía al alcance de la mano, a media hora para el final el marcador dio la vuelta. Al final no conseguimos hacernos oír en Barcelona capital. Es ahí donde nos faltaron los votos de aliento, es ahí, en la gran ciudad, donde el silencio de los medios derrotó la resistencia de los 80.000.
 
¡Pero les fue de poco y saben que volveremos!

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