Nunca fue Cataluña más dependiente, ahora que muchos de sus habitantes quieren ser independientes de facto y de derecho. El "proceso" está subrayado y para siempre quedará marcado por la dependencia: de un partido atrabiliario como las CUP, cuyo máximo aporte de inteligencia para arreglar la crisis económica es "crear una banca pública"; del gobierno de España, la aborrecida España, que les tiene intervenidas las cuentas y les va soltando dinero fiscalizado, a cuentagotas, para pagar las deudas de la Generalitat; dependientes de los jueces que investigan los chanchullos de Convergencia, de Mas y Pujol y todos los Mases y Pujoles que han saqueado el país durante las últimas décadas; de la Guardia Civil (la misma, la Benemérita de toda la vida), que les cae encima cada tres por dos en busca de más madera. "¿Qué coño es esto de la UDEF?", se preguntaba Jordi Pujol, atónito por la osadía de quienes investigan "lo suyo". La UDEF es el precio, impagable (o sea, que no se puede pagar) de esa independencia.
Dependientes de las salidas y ocurrencias de Jonqueras, de los exabruptos ideados por la inóspita y perfectamente conservada Forcadell, de la presión de la Asamblea Nacional de Catalunya... Y en el caso, bastante improbable, de que alguna vez alcanzasen la ensoñada independencia, la nueva nación sería aún más dependiente: de la UE, del sistema monetario, de las fronteras credas por ellos mismos, de los juegos de política internacional en el Mediterráneo, de las estrategias de la OTAN...
Como decía un viejo revolucionario nicaragüense, unos años después de la caída de Somoza: "Llevamos décadas luchando contra el imperialismo yankee, hemos derrocado al dictador, estamos construyendo el socialismo en Nicaragua, y, ¡Dios mío, nunca hemos dependido tanto de los gringos!"
La mejor manera de depender de algo, de alguien, es jurarle odio eterno, como han hecho los separatistas catalanes con España. Porque el odio se pasa, pero lo eterno permenece. Para siempre. Sin proponérselo (no creo que sin darse cuenta de ello), han convertido su futura nación en la más dependiente del imperfecto futuro.