Artur Más y CyU han cometido la fechoría de convertir unas simples elecciones autonómicas (convocadas y realizadas al amparo de la Constitución española), en un referéndum sobre el derecho a la autodeterminación de Cataluña. Quieren su particular 14 de abril de 1931, aquellas elecciones municipales que acabaron con la monarquía y trajeron la república. Y UPyD ha entrado al trapo con todas las consecuencias.
La estafa política cometida por los nacionalistas y el gobierno de la Generalitat es monumental. Escamotean a la ciudadanía el voto que concierne a los problemas concretos de aquella comunidad autónoma (no pocos por cierto, empezando por la escandalosa corrupción de la clase política), y vehiculizan mezquinamente la opinión electoral en función del SÍ o el NO a un supuesto proceso secesionista que remediaría de inmediato todos los males de la sociedad catalana. UPyD, en vez de denunciar claramente el oportunismo y la golfería de estos desalmados investidos a sí mismos de salvadores patrios, limita su discurso y lo constriñe hasta el NO, acepta las reglas impuestas por lo más sectario y antidemocrático del nacionalismo, responde en estas elecciones tal como desean los nacionalistas y enfatiza su programa (en la práctica lo resume) con un "No a la independencia". (Por otra parte, puestos a ser diáfanos en este asunto, no se trata de "independencia" sino de secesión).
Parece como si los malos resultados en anteriores convocatorias, los cuales relegaron a UPyD en Cataluña a la posición de fuerza política marginal, hubiesen acabado por convencerles de que su discurso debe ser, efectivamente, marginal. Temo que acabarán recogiendo conforme al alcance de su propuesta.
Y quien me conozca y sepa más o menos cómo pienso, sabe que me duele escribir estas líneas.