Mi amigo Marín Domingo Carrillo, además de su exquisita educación tiene una virtud igualmente rara: su demoledora perspicacia para señalar "agujeros de banalidad", esos puntos de equilibrio inestable (en realidad imposible), en los discursos demagógicos. Puede que su profesión de jurista lo tenga precisamente acostumbrado a detectar los vacíos de inconsistencia y abusos de retórica en la satisfecha presunción de superioridad moral que es manía de muchos y plaga de nuestra izquierda; una suficiencia equiparable a la pereza mental, aliñada de autocomplacencia y una absoluta carencia de sentido crítico respecto a sí mismos. Absurdos como la ilusión monopolista de la certeza y la autoridad para sentenciar sobre lo bueno y lo malo, así como el sectarismo y la arbitrariedad en el dictamen sobre cualquier fenómeno (para ellos surgidos en el magma farragoso de una apariencia inmutable y que, por supuesto, no tienen ninguna intención de transformar), es el tono que marca su propaganda cotidiana. Es la izquierda reaccionaria, tal como la caracterizó Horacio Vázquez Rial en su memorable ensayo. Porque la demagogia y la disociación cognitiva, el creer en lo que más nos conviene antes que en lo razonable, dividir a los demás en "conmigo o contra mí", y autoinvestirse con supremacía heráldica, cual galas valleinclanescas, son actitudes esencialmente reaccionarias.
Hoy, 28 de octubre de 2012, a treinta años de aquello, Domingo celebra la efeméride con esta entrada en su biografía de Facebook:
"150 personas a la calle (un tercio de la plantilla de la empresa), aplicando la denostada reforma laboral de Rajoy, es decir, los exiguos 20 días por año. Los que se quedan verán reducido su sueldo en un 15%. En esa empresa el presidente cobró el año pasado 13 millones de €. Los 54 directivos, una media de 209.000. La cúpula directiva ha puesto la sociedad en manos de un banco y de una aseguradora norteamericana. Política económica modelo tea party. ¿Para cuando un reportaje de Gonzo en El Intermedio, denunciando a estos tiburones neoliberales? ¿A qué esperan los blogueros de la revolución y las progrestrellas del twitter para inundar la red de insultos y proclamas? ¿Lo llevará el diario global de la izquierda en su portada y editorializará sobre la deriva ultraderechista de la economia y el empresariado español por culpa de las reformas de Rajoy? A todas estas preguntas podéis contestar con un rotundo NO. La izquierda española -esa cosa- está ahora centrada en lapidar al dueño de Zara por haber tenido la osadía de donar 20 millones de € a Caritas. Otro gallo le hubiera cantado de haber atracado un Mercadona y haber repartido dos pollos y una sopa de sobre en alguna casa ocupada. Pero 20 millones y a una organización católica es una provocación inaceptable. Así que no, no esperéis a la hipócrita y demagoga izquierda española en esta batalla porque la empresa que ha aplicado las recetas económicas de la "derecha extrema" no es otra que EL PAIS".