Todas las dictaduras y todos los regímenes totalitarios han utilizado la escuela como elemento fundamental de adoctrinamiento.
Hay muchas formas de abusar de la infancia. La agresión y manipulación ideológica es una de las más repugnantes, una violencia que transciende lo físico para avasallar directamente la inocencia y el candor de la puericia, utilizando como medio criminal para esta canallada la autoridad del adulto, convirtiendo el anhelo del niño por complacer a sus profesores (ser buenos alumnos), en colaborador necesario del fanatismo político. Una práctica tan repugnante como repugnantes son las personas que la promueven y los verdugos morales que la ejecutan.
Por cierto, en el vídeo original emitido por esta televisión local de Tortosa, los niños aparecían con el rostro sin pixelizar, o sea: a cara descubierta.
