Así lo han querido ellos. Y así ellos lo tendrán.
Ellos: la casta secesionista, en primer lugar, claro está. Desde los Pujol hasta el prófugo de Waterloo, pasando por los Pascual Maragall, Artur Mas, Gabriel Rufián, Ada Colau y tutti quanti. Pero también lo han querido y lo siguen queriendo todos los demás, toda la carne de cañón de masas y masas de catalanes (tanto los de “soca i arrel” como los “xarnegos”) que desde hace más de cuarenta años los llevan votando sin parar. De modo que no se quejen, hagan el favor.
Pues sí, al final la tendrán su “Republiqueta” (“tan maca, tan cofoia, ella”). Lo único que pasa es que, tal como están las cosas y tal como seguirán desarrollándose, disparado el alud demográfico de los “nous catalans”, la República que tendrán será la REPÚBLICA ISLÀMICA DE CATALUNYA.
Se empeñaron en que no fueran a Cataluña inmigrantes hispanoamericanos, cuyo grave defecto es hablar la odiada lengua española. Prefirieron, pues, que se instalaran en Cataluña huestes magrebíes (vulgo, moras) y africanas (en realidad, negras, pues también los magrebíes son africanos; pero está prohibido decirlo). Esto quisieron, esto decidieron, esto votaron, y ahí tienen los resultados.
Pasen y vean.
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