Desde 2009, el CEVIPOF (Centro de Investigaciones Políticas de Francia, dependiente del CNRS –Centro Nacional de Investigaciones Científicas, por sus siglas en francés-) elabora, con periodicidad más o menos anual, un "Barómetro de la confianza política" en el país galo. En el pasado mes de Enero, se publicaron los sorprendentes resultados del 5º Barómetro. Reproducimos aquí el artículo publicado por Arnauld Folch en la revista "Valeurs Actuelles" a cuenta de ello. Las conclusiones no tienen desperdicio. Terminará siendo verdad lo de que ¿Cuándo las barbas de tu vecino veas cortar… pon las tuyas a remojar?
(Nota de la Redacción: este texto ha sido traducido desinteresadamente por Veva Longoria, lectora y amiga de EL MANIFIESTO, a quien damos expresamente las gracias. Tenemos un buen número de muy interesantes textos en francés que nos gustaría publicar, pero que necesitan traducción, por lo que rogamos a aquellos de nuestros amigos y lectores que se sientan capaces de traducir del francés y quieran colaborar en ello que, por favor, se pongan en contacto con nosotros. Gracias por adelantado.)
El informe acusador: seísmo en el Centro de Investigaciones Políticas
Censurado en parte, el 5º barómetro de la confianza política es una bomba. VALEURS ACTUELLES se ha hecho con el texto íntegro. Sus 84 páginas revelan una sociedad al borde de la explosión. La mitad de los franceses reclaman incluso “un hombre fuerte que no tenga que preocuparse ni del Parlamento ni de las elecciones”.
Encargado para esta última edición por el CESE (Conseil Economique, Social et Environemental) y realizado por el CEVIPOF, el barómetro de la vida política viene constituyendo, desde 2009, la auditoría más completa del estado de opinión de los franceses. Sondeados por el Instituto Opinion Way a través de centenares de preguntas, los franceses se explayan sobre ellos mismos, su país, sus valores y sus representantes. Por primera vez desde que fue creado, casi un tercio de sus páginas no ha visto la luz. Y al leerlas, se entiende el porqué. En efecto, este informe pone de manifiesto un pesimismo generalizado y una desconfianza inigualada en las instituciones, en la clase política y en el Jefe del Estado —lo que preocupa al 67% de los franceses—. Entre búsqueda de autoridad, derechización por doquier, rechazo a Europa y a la globalización, la izquierda se enfrenta a una Francia fracturada y ulcerada, cuando todavía no han transcurrido ni dos años desde su acceso al poder.
PREOCUPADOS: el 65%
Es el porcentaje de franceses que predice que “la situación económica va a deteriorarse durante los próximos 12 meses”. Casi el mismo número de personas (un 60%, un incremento de cinco puntos en un año) opina lo mismo de su propia situación financiera. Pero esta preocupación va mucho más allá de las cuestiones económicas: a la pregunta de cuáles son los términos que mejor describen su estado de ánimo, sólo un 10% de franceses responde “la confianza”. Un 12% “el miedo”, un 30% "la desconfianza", un 31% "el hastío" y un 34% la "melancolía".
Nunca, desde la creación de este barómetro, han estado los franceses tan resignados y preocupados por su futuro... Y por el de sus hijos. A la pregunta: "Piensa que los jóvenes de hoy en día tienen más, igual o menos oportunidades de triunfar que sus padres en la Francia de mañana?", sólo un 3% responde que "más", frente a un 72% que responde que "menos". La mitad de ellos (51%) estima incluso que "hoy en día, para asegurarse un futuro profesional, los jóvenes deberían salir de Francia".
DESCONFIADOS: el 75%
La desconfianza de los franceses en el Estado nunca ha sido tan grande: el 75% no "confía" en el Estado, del que a su vez un 36% dice tener una "desconfianza absoluta". En el otro extremo, tan sólo un 2% dice "confiar plenamente". A través del Estado, son todas o casi todas las instituciones las que se ven desacreditadas a los ojos de una aplastante mayoría de franceses: el 68% no confía en la institución presidencial, y el 74% no confía en el gobierno. Lo mismo se puede aplicar tanto a la Asamblea Nacional (63%) como al Senado (61%). Para los franceses el veredicto es incuestionable: "la democracia no funciona bien" (69%, lo que supone un incremento de 15 puntos en un año), principalmente porque "cuesta la toma de decisiones" y se originan "demasiadas disputas" (67%). La Justicia tampoco se libra: el 65% no confía en ella. Y en cuanto a los medios de comunicación, es todavía peor: 3 de cada 4 franceses no se fían de los medios (76%).
ESCEPTICOS: el 88%
El rechazo a los partidos políticos es casi unánime: el 88% de los franceses no confía en ellos y el 83% considera que no sirve para nada militar en un partido político. A la pregunta de "Cuando usted piensa en política, ¿me puede decir qué siente?", el trío ganador de respuestas es el siguiente: "recelo" (36%), "asco" (31%) y "aburrimiento" (11%). ¡Sólo un 5% habla de "esperanza" y un 1% de "respeto"! Con excepción de los alcaldes, todos los políticos electos son percibidos negativamente. Y se les reprocha principalmente "no preocuparse por la gente". Un juicio que comparte el 87% de los franceses, de los cuales el 49% estima que "no se preocupan por ellos en absoluto". No se salvan ni los políticos de izquierdas ni los de derechas: tan sólo un 18% confía en los primeros y un 21% en los segundos para dirigir Francia, mientras que un 60% no confía "ni en la derecha ni en la izquierda" para "gobernar el país".
AUTORIDAD: el 50%
Por increíble que pueda parecer, y seguramente por eso el CEVIPOF ha censurado la pregunta, no menos del 50% de los franceses verían "muy bueno" o "bastante bueno" un sistema político consistente en "tener como mandatario a un hombre fuerte que no tenga que preocuparse del Parlamento ni de las elecciones". Hablando claro: una monarquía o una dictadura... Un 40% considera "que las democracias no saben mantener bien el orden". ¡Tal es la necesidad de autoridad en la cúpula del Estado que el 12% de los franceses desearía incluso que "el Ejército dirigiera el país"!
CONTESTATARIOS: el 61%
Los franceses están enfadados. El 61% dice estar dispuesto a "salir a manifestarse", cuando esa cifra no llegaba ni a la mitad en 2010. Tan sólo un 12% dice "no estar dispuesto" a hacerlo. Cuando son preguntados por "lo que permite a los ciudadanos ejercer una mayor influencia sobre las decisiones adoptadas en Francia", las respuestas "salir a manifestarse " (32%), "boicotear empresas y productos" (29%), "hacer huelga" (23%) son opciones que cosechan más sufragios que "votar en las elecciones" (63%), acción esta última que sólo es citada en primer lugar por un francés de cada dos (51%).
CRISIS DE RÉGIMEN: 87%
A juicio de 9 de cada 10 franceses (resultado éste censurado por el CEVIPOF) Hollande "no tiene el empaque de un Presidente de la República". Una caída de 20 puntos en un año. El mismo número de personas (87%) estima que "no está a la altura para gestionar la crisis económica" (descenso de 17 puntos en un año). Tal es la desconfianza de los franceses, que un 67% de los mismos incluso llega a afirmar que el Jefe del Estado les "preocupa", cuando no eran más de un 33% los que así pensaban antes de que fuera elegido. Lo que explica este desplome es, en primer lugar, "su política" (43%). Pero también su "indecisión" y "falta de autoridad", según lo que los franceses han expresado libremente en este sondeo. Jean Marc Ayrault tampoco se salva: tan sólo confían en él un 25% de franceses, al igual que tampoco confían en "unos representantes de la sociedad civil en el Consejo Económico, Social y Medioambiental que nadie conoce".
DERECHIZACION: el 34%
Para más de un tercio de franceses (34%), Marine Le Pen es, inmediatamente después de Sarkozy con un 36%, la figura política que más "satisface" a los franceses, con 11 puntos por delante de Borloo, 13 por delante de Bayrou, 14 por delante de Hollande, etc. Son fundamentalmente sus "posiciones políticas" y su "lenguaje sincero" lo que explica su tirón popular: para el 23% de los franceses "dice la verdad". Empatando con la UMP, el Frente Nacional es percibido hoy como el partido que "mejor representa a la oposición de derechas". Esta “lepenización del pensamiento" se percibe esencialmente en dos puntos: inmigración y pena de muerte. Casi 9 franceses de cada 10 (87%) estiman que "hay demasiados inmigrantes en Francia", cuando solo sumaban una mitad (48%) los que así pensaban en 2008. En cuanto a la pena de muerte, sólo un 35% en el año 2011 se declaraba favorable a que fuera restablecida, frente a un 50% de hoy.
EURÓFOBOS: el 75%
No publicado por el CEVIPOF, el resultado es un desaire a todos los que se mofan de Francia y su identidad: el 75% de los franceses están orgullosos de serlo. Tan sólo un 19% dice "no estar tan orgulloso" y un 5% dice "no estarlo en absoluto". Y a la inversa, la desconfianza respecto a Europa nunca ha sido tan masiva: sólo un 35% considera que "para Francia el hecho de formar parte de la Unión Europea" es "una cosa buena". En un 89% los franceses se sienten "solamente franceses" o "más franceses que europeos", frente a un 30% que dice considerarse "tan europeos como franceses". Del sentimiento de pertenencia a Francia se pasa en un abrir y cerrar de ojos al de resistencia a Europa: para el 63% de franceses hay que "defender a la nación francesa frente a Europa". Una idea que cobra más fuerza cuando se habla de globalización. El 47% estima que Francia "debe protegerse más frente al mundo de hoy", en contra de lo que reclama un 23% (menos de la mitad de los que piden más protección), que es "abrirse más" al mundo de hoy. Es decir, un resultado completamente inverso al de 2012.
COMPETITIVIDAD: el 59%
En ruptura con el Estado, los franceses se giran hacia la iniciativa privada. A la pregunta: "Para hacer frente a las dificultades económicas, ¿piensa usted que el Estado debe confiar en las empresas y darles más libertad, o por el contrario, debe el Estado controlarlas y estrechar la regulación sobre ellas?", la repuesta es mayoritaria: "confianza en las empresas" y "más libertad" (59%). Léase un resultado exactamente opuesto al de octubre de 2011 (58%), donde lo que se pedía era más regulación.
Por último, también cabe destacar ese suspenso hiriente para los sindicatos: el 71% no confía en ellos. Una caída de 7 puntos en un año. La imagen de los bancos, sin embargo tan denostada, sube 4 puntos durante el mismo período.