¡Vuelva a su puesto, doctor!
La policía del pensamiento echa los perros al Nobel Watson
Curzio Malatesta
24 de octubre de 2007
No han tardado más de unas horas. Tras aquellos comentarios del Nobel James Watson, al parecer sacados de contexto, sobre la inteligencia de los negros, los guardianes de la corrección política han desplegado toda su energía para que la corriente vuelva a su curso lo antes posible. El pionero de la investigación sobre el ADN ha sido suspendido de su cargo en unos laboratorios estadounidenses y las charlas que iba a dar en Inglaterra han sido canceladas. Está claro que Watson ha roto un tabú, y eso no se perdona. Pero, a todo esto, ¿alguien se ha preguntado por qué Watson dijo lo que dijo?
¿Los negros son menos inteligentes que los blancos?
Curzio Malatesta
El prominente laboratorio científico neoyorquino Cold Spring Harbor ha suspendido al genetista James Watson “por los insensatos comentarios raciales” que hizo al Sunday Times la semana pasada.
El laboratorio se unía así a la muchedumbre con antorchas y hoces que avanzaban hacia la torre de marfil del desconsiderado ateo y humanista científico. Entre los
argumentos que se alzaban contra Watson estaban también algunos que afirmaban que la diferencia de coeficiente intelectual entre las razas no era probable científicamente.
Watson se ha defendido diciendo que sus comentarios han sido sacados de contexto y que “tal cosa como la raza no existe en genética”. Suspendidas las charlas en el Reino Unido, ha vuelto a los Estados Unidos “para aclarar las cosas”.
¡Vuelva a su sitio Watson! ¡Los científicos están para sostener al Régimen no para juzgar sus principios!
No sabemos si Watson tendría o no razón, y si dijo lo que dijo con tal o cual fin, luego sacado de contexto. Sea como sea sorprende, a quién no lo haya visto antes en otros campos, la manera de reaccionar contra dichos comentarios.
Si bien es normal la reacción contraria a los comentarios de Watson, lo que no parece normal es el desencadenamiento unívoco de fuerzas contra el científico. Una vez más parece que un sistema que se enorgullece de ser el paradigma de la libertad actúa de manera totalitaria.
Totalitaria, sí. No se trata sólo de uniformes, burócratas con traje gris y abrigos de cuero negro… se trata de una visión total y unívoca del mundo, apoyada de manera total por todas las fuerzas sociales, políticas y económicas. Y cualquier voz que amenace con poner en tela de juicio cualquiera de los principios sostenedores del sistema será acallada inmediatamente.
Parece que con tanto combatir el totalitarismo… algunos han aprendido un par de cosas.
¿Te ha gustado el artículo?
Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.
Quiero colaborar