Ya lo anunciaba el Financial Times el día dos de marzo, Fidesz, el partido gubernamental húngaro liderado por Viktor Orbán, podría abandonar el Partido Popular Europeo (a partir de ahora, PPE). Lo que era un rumor ha quedado ya confirmado. Cosa lógica: un partido tan profundamente iliberal como el húngaro (el término fue lanzado por el propio Orbán), no pintaba nada entre los globalistas y liberales antieuropeos del PPE.
Un partido tan iliberal como el húngaro no pintaba nada entre los globalistas y liberales antieuropeos del PPE
Todo parece una maniobra de este mismo, el cual aprobó el pasado miércoles una modificación de sus normas internas con objeto de “invitar” a salir de sus filas a los partidos que no comulguen con su “ideario”, tan alejado de aquel de sus inicios y que fue casa común de la familia europea del centro-derecha.
La modificación —que se aplicará de forma inmediata— ha sido aprobada con 148 votos a favor, 28 en contra y cuatro abstenciones. La decisión tomada por el PPE, ya instalado en el consenso socialdemócrata, iba encaminada a la expulsión de los europarlamentarios de Fidesz, partido tiene como principios básicos la defensa de la vida, de la familia, de las raíces cristianas de Europa y de la soberanía de las naciones que integran la Unión Europea.
Como apunta Marco Gervasoni en uno de sus vídeos diarios en su cuenta de Facebook, el Partido Popular Europeo se encuadra hoy en día en el espectro del centro-izquierda. Los motivos de esta “transformación” a los que apunta son, fundamentalmente, la primacía de los democristianos del CDU alemán que son el partido con mayor peso dentro de los populares europeos. Este giro, apunta Gervasoni, se debe a los gobiernos de amplias coaliciones de los que Merkel ha sido artífice y que, en su opinión, escandalizarían al mismísimo Helmut Kohl. La influencia del CDU en el PPE arrastra a los partidos “amigos”, y ello se une al abandono del cristianismo, no en un sentido confesional, sino en su vertiente cultural y política, que es descartado por Merkel a la que nunca escucharemos hablar de valores cristianos. Con todo, es casi imposible distinguir al PPE del PSE.
La salida de Fidesz puede que no sea una salida aislada, y podría arrastrar a otros países de la Europa centro-oriental, como el partido croata. Así lo afirmaba el Financial Times y así lo cree también Marco Gervasoni.
Otra cuestión es la del grupo que se adscribirán estos eurodiputados húngaros. De momento pasarán a figurar como No Inscritos, lo que supondrá una reducción en el tiempo de intervención en los plenos, pero podrían entrar en otros grupos ideológicamente cercanos, como el de Conservadores y Reformistas, donde se encuentran ya Fratelli d’Italia, el PiS polaco y Vox. Sería su posición más natural, al tiempo que ello daría un mayor peso a esta familia política.
Orbán es uno de los referentes dentro de la UE en pro de la defensa de la soberanía de su país, de unas fronteras seguras y de una apuesta decidida por la familia. Ante la crisis demográfica que sufre Europa, su Gobierno ha logrado que la tasa de natalidad en Hungría sea un 24% superior en la última década. Mientras otros países imponen como solución la inmigración, que en su mayoría es ilegal, Hungría apuesta con éxito por aumentar el ratio de nacimientos.
Es una gran noticia, como señala Gervasoni, que Fidesz haya salido del PPE, algo que lo convierte, aún más, en un referente de la renovación conservadora a imitar por otros países de la Unión.
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