La parroquia de San Pablo en Moulin-à-Vent, cerca de la localidad francesa de Perpiñán, fue violentamente asaltada la semana pasada. Es la cuarta vez en poco tiempo que la iglesia sufre un asalto de este tipo. La policía ha descartado el móvil económico, ya que en las dependencias parroquiales se ha encontrado intacto todo el dinero allí depositado; tampoco han desaparecido piezas de metales preciosos. Por el contrario, todos los objetos de culto han sido ultrajados: candelabros mutilados, cuadros rajados, estatuas rotas, doblada la cruz del altar… Igualmente fue arrasada la capilla de la Juventud Estudiantil, adjunta a la parroquia. El párroco de la localidad ha pedido que se omita cualquier referencia pública al suceso, “para apaciguar los ánimos”.
Pocos días antes –en la noche del 13 de abril-, siempre en Francia, fue arrasado y profanado un cementerio cerca de la localidad bretona de Dinan: setenta y siete tumbas fueron abiertas y estragadas. La prensa local apenas ha prestado atención al suceso.