Las elecciones presidenciales austríacas han sido escenario de uno de esos bochornos político-mediáticos que últimamente resultan tan comunes. Recordemos que estos comicios, a los que hasta hoy nadie había dado la menor importancia, los ganó el pasado mes de mayo el candidato del Partido de la Libertad (FPÖ), pero en eso llegó el voto por correo y, ¡halehop!, el signo de las urnas cambió para dar la victoria al candidato del sistema. Se pidió recuento. Y los comicios fueron anulados porque, sencillamente, el poder había ejecutado un pucherazo de juzgado de guardia. Como el perjudicado había sido el FPÖ, es decir, el partido de los “deplorables”, no hubo escándalo, no hubo ruido, nadie se indignó: se convocaron nuevos comicios y asunto resuelto. Estos son los que se han celebrado este domingo –después de un amago de nueva convocatoria frustrada– y han dado finalmente la victoria al candidato del orden establecido, el “progresista” Van der Bellen, con alrededor de un 53% –los datos aún no están cerrados– frente al 47% de Hofer, su rival. Alivio en el sistema.
Lo que ha pasado en Austria
Hofer no ha perdido ante un candidato ecologista, sino ante la conjunción de un amplio frente electoral que ha agrupado desde el centroderecha democristiano hasta la ultraizquierda comunista.
Las elecciones presidenciales austríacas han sido escenario de uno de esos bochornos político-mediáticos que últimamente resultan tan comunes. Recordemos que estos comicios, a los que hasta hoy nadie había dado la menor importancia, los ganó el pasado mes de mayo el candidato del Partido de la Libertad (FPÖ), pero en eso llegó el voto por correo y, ¡halehop!, el signo de las urnas cambió para dar la victoria al candidato del sistema. Se pidió recuento. Y los comicios fueron anulados porque, sencillamente, el poder había ejecutado un pucherazo de juzgado de guardia. Como el perjudicado había sido el FPÖ, es decir, el partido de los “deplorables”, no hubo escándalo, no hubo ruido, nadie se indignó: se convocaron nuevos comicios y asunto resuelto. Estos son los que se han celebrado este domingo –después de un amago de nueva convocatoria frustrada– y han dado finalmente la victoria al candidato del orden establecido, el “progresista” Van der Bellen, con alrededor de un 53% –los datos aún no están cerrados– frente al 47% de Hofer, su rival. Alivio en el sistema.
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