Ha sido conmovedor ver a la elite del mundo global tan contrita por la muerte de Fidel Castro. Se diría que ha muerto un padre fundador del nuevo orden del mundo. Periódicos que Castro no habría dudado ni un minuto en cerrar, lloran ahora el deceso del líder. Políticos que Castro no habría dudado ni un minuto en encarcelar, abren su corazón para derramar lágrimas de homenaje. Pero esto, en realidad, no es nuevo: hace mucho tiempo que la glosa folclórica de la revolución cubana funciona como coartada sentimental para la izquierda de los países ricos. El icono mayor de ese opio ideológico de la burguesía occidental es la camiseta del Ché Guevara. Hacemos allí la revolución que no podemos –ni queremos– hacer aquí. Jugar a redimir a un prójimo lejano, quiera él o no, conforta la mala conciencia del progresista aburguesado.
Progres y oligarcas honran al Líder Máximo
Compañero Fidel
El actual orden del mundo nace del maridaje entre el capitalismo financiero global y las ideologías izquierdistas. Por eso los ricos lloran a Fidel.
Ha sido conmovedor ver a la elite del mundo global tan contrita por la muerte de Fidel Castro. Se diría que ha muerto un padre fundador del nuevo orden del mundo. Periódicos que Castro no habría dudado ni un minuto en cerrar, lloran ahora el deceso del líder. Políticos que Castro no habría dudado ni un minuto en encarcelar, abren su corazón para derramar lágrimas de homenaje. Pero esto, en realidad, no es nuevo: hace mucho tiempo que la glosa folclórica de la revolución cubana funciona como coartada sentimental para la izquierda de los países ricos. El icono mayor de ese opio ideológico de la burguesía occidental es la camiseta del Ché Guevara. Hacemos allí la revolución que no podemos –ni queremos– hacer aquí. Jugar a redimir a un prójimo lejano, quiera él o no, conforta la mala conciencia del progresista aburguesado.
Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.
¿Te ha gustado el artículo?
Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.
Quiero colaborar