Para África la democracia ha sido más dañina que la esclavitud

Con el principio de "one man, one vote", la mayoría étnica gana sistemáticamente las elecciones. Y ello origina tremendos dramas cuando esta mayoría estaba sometida, antes de la independencia, a otra etnia. Ello conduce a la venganza y al genocidio, como en Ruanda.

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En toda África parece instalarse el caos. ¿Tienen algún futuro las fronteras surgidas de la colonización europea?
Estas fronteras no tienen nada que ver con la realidad, pero existen. Si explotan estallará la anarquía. Y en el sur de Sudán se puede constatar que los problemas no se resuelven creando nuevas fronteras. El auténtico problema es la democracia. Es ella la que provoca el caos. Con el principio de “one man, one vote”, la mayoría étnica gana sistemáticamente las elecciones. Y ello origina tremendos dramas cuando esta mayoría estaba sometida, antes de la independencia, a otra etnia. Ello conduce a la venganza y al genocidio, como en Ruanda. El genocidio de 1994 es hijo de la democracia.
Siempre se refiere usted al discurso de La Baule (1990) del presidente Mitterrand como el punto de partida del caos africano…
Sí, en efecto. Mitterrand, al pretender que “un viento democrático tiene que soplar” en África, rompió con nuestra antigua política africana —la de De Gaulle—, consistente en apoyar a regímenes fuertes. Pensábamos, con razón, que se debía construir un Estado antes de hablar de democracia. De Gaulle lo había comprendido, y por ello siempre hablaba de “cooperación” con las antiguas colonias, nunca de “desarrollo”. Por el contrario, el Jefe de Estado socialista asociaba “desarrollo” y “democracia”, haciendo de la segunda la condición del primero. ¡Un desastre! La democracia ha sido una catástrofe para el continente, al igual que la medicina.
¿La medicina?…
Sí. Cuando nuestros grandes antepasados, los exploradores, llegaron a África, el continente estaba casi vacío. En realidad, África siempre había sido un continente de baja presión demográfica. Hasta que los europeos introdujeron su medicina… De 100 millones de habitantes se ha pasado a más 1.000 millones, ¡y la ONU prevé 3.000 millones dentro de algunas décadas! Es una locura… Los débiles países africanos no resistirán el choque.
Y hablando de choques, ¿está consciente de lo chocantes que pueden resultar sus palabras?
Mire usted, yo soy historiador. Me intereso por la tierra y por los hombres. Por los hechos. La moral se la dejo a los filósofos. Vivimos en un mundo de dogmas, en la emoción, en el presente. Pienso como los árabes o los africanos: con la vista puesta en la larga duración. Iré más lejos aún: ¡la democracia ha causado más daño que la esclavitud!
Entonces, un país como África del Sur, ¿nunca podrá ser la maravillosa democracia en arco iris que pretenden?
No. Y el apartheid, por lo demás, ya se está reinstaurando tranquilamente. Se ha terminado el gran éxodo de los blancos (cerca de un millón de personas). Los que se han quedado se han reagrupado, viven en sus propias ciudades. Existen pocos contactos con los negros. Las grandes distancias permiten lo que en Europa nos resulta imposible a los autóctonos. Al igual que en toda África el voto es racial. El ANC es el partido de los negros, controlado por los zulúes, y el pequeño partido liberal, blanco y mulato, no consigue despegar.
Pese a todo, es usted optimista…
Sí, porque la realidad acabará volviendo. El modelo democrático va a hundirse por sí solo. Incluso en Europa volveremos a una especie de Antiguo Régimen, que respetará mejor las comunidades originales. Podremos luchar en pie de igualdad con los islamistas cuando redescubramos quiénes somos. ¡No con la zarandaja esa de los derechos humanos o de nuestro trasnochado laicismo!

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