Situando a toda Rusia y situándose él mismo en manos de Dios, Choigou ha declarado una guerra espiritual, cultural y civilizacional al Imperio.
Nunca un ministro ruso de Defensa había hecho nada igual.
Este día quedará inscrito en la historia de Rusia como una celebración realmente excepcional de la victoria sobre la Alemania nazi. El desfile —con mucho el más hermoso que he visto— fue extraordinario, e incluyó por primera vez al Ejército chino. No cabe duda de que ante nuestros ojos se está haciendo la Historia. Pero hay otra cosa, no menos increíble, que también sucedió: el ministro de Defensa Choigou hizo la señal de la cruz en el momento de dar comienzo a las celebraciones.
Fue un momento absolutamente memorable para Rusia. Nunca en la historia pasada ningún ministro de Defensa había hecho nada parecido. Es cierto que, según la tradición, hay que hacer la señal de la cruz al pasar debajo de la Torre del Salvador del Kremlin. Sin embargo, todo el mundo comprendió inmediatamente que en este gesto había mucho más que una señal de respeto por la antigua tradición.
El periodista ruso Víctor Baranest lo expresó muy bien: “En aquel momento sentí que, con este simple gesto, Choigou había puesto a sus pies a toda Rusia. Había en ello tanta bondad, tanta esperanza, tanto de nuestro sentido ruso de lo sagrado…”. Ver, en efecto, a este budista de Touva hacer la señal de la cruz a la manera ortodoxa envió un choque eléctrico a través de la blogosfera rusa: todo el mundo sintió que había sucedido algo excepcional.
En primer lugar, porque nadie puede sospechar que Choigou haga algo sólo “de cara a la galería”. El hombre goza de enorme popularidad y credibilidad en Rusia, y no necesita ninguna hipocresía política. Además, quienes han visto las imágenes han comprendido inmediatamente que Choigou estaba muy concentrado, muy solemne. Personalmente creo que Choigou pidió literalmente la ayuda de Dios en uno de los momentos más peligrosos de la historia rusa en la que él, como ministro ruso de Defensa, podría tener que tomar decisiones cruciales de las que puede depender el futuro del planeta.
Durante siglos los soldados rusos se han arrodillado para pedir la bendición divina antes de entrar en combate, y esto es lo que, a mi juicio, Chirgou hace hoy. Sabe que 2015 será el año de la gran guerra entre Rusia y el Imperio (aunque, a causa de la existencia de armas nucleares en ambas partes, esta guerra sólo sea de información en un 8%, económica en un 15% y militar en un 5%).
¿Significa ello que Choigou se ha convertido a la religión ortodoxa? No necesariamente. El budismo es muy abierto a las demás religiones, y no veo en tal actitud contradicción alguna. Pero que sea un budista la primera personalidad del gobierno ruso que inaugura el desfile del día de la victoria haciendo la señal de la cruz y solicitando la ayuda divina, constituye en sí mismo algo totalmente asombroso.
No puedo sino imaginarme el horror, la indignación y el desespero que el gesto de Choigou desencadenará en la “intelligentsia liberal” pro occidental de Rusia, así como en las capitales occidentales. Situando a toda Rusia y situándose él mismo en manos de Dios, Choigou ha declarado una guerra espiritual, cultural y civilizacional al Imperio. Y sólo por esto va a pasar a la Historia como uno de los grandes hombres de Rusia.