Crece la influencia china en Asia

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China no es sólo una gran potencia económica, lo cual parece ser casi el único aspecto del que se trata en los medios informativos occidentales. También en el aspecto político estratégico crece día a día su influencia, la cual aumenta particularmente en el Sudeste asiático, aventurándose algunos expertos en política internacional a afirmar que podría aspirar a reemplazar a los Estados Unidos en tan importante área geográfica mundial.

El puerto comercial de Gwadar en Pakistán financiado por China en un 85 % de la obra, en la fachada marítima del Golfo Pérsico es una buena prueba de ello. Situado en el Beluchistán pakistaní a 80 km de la frontera iraní, Gwadar comenzó a construirse en 2002 es un puerto de aguas profundas y para Pakistán mayor importancia que el aspecto económico reviste la apertura de una segunda base naval destinada a su Marina de Guerra en caso de ataque de la temida India.
La explotación comercial del puerto se pensaba realizar por la Porth of Singapore Authority (PSA), un consorcio privado de Singapur, con influencia estadounidense que ha absorbido la Hesse Noord Natie, una importante sociedad belga. Para China la gran inversión realizada aparece como un medio de extender su influencia en tan estratégica región asegurando su vital suministro en materias primas, especialísimamente en petróleo y en gas, reduciendo el tráfico de la navegación que franquea el estrecho de Malaca, zona de piratería intensa entre Sumatra y Malasia.
Pero ¿de qué serviría Gwadar para China sin un enlace terrestre con el territorio chino? En una China muy distinta de la actual, ya en 1959 Mao Tse-tung ordenó acometer los trabajos de construcción de una unión por carretera en cooperación con Pakistán siguiendo aproximadamente el trazado de la antigua Ruta de la Seda, la calificada de “Karakorum Highway”.Pakistán, a pesar de sus 184 millones de habitantes –el sexto país del mundo en población, unidos a los 150 millones de Bangla Desh, sería el tercero– ha buscado desde su independencia la amistad china ante la amenaza por el este del gigante indio.
Han hecho falta muchos años desde el comienzo de la obra para terminar dicha ruta, dada las enormes dificultades orográficas. La carretera alcanza su punto más elevado en el puerto de montaña de Junjerab en la frontera chino-paquistaní, que, a 4.693 metros de altitud, es la más alta del mundo. El monte más alto de España, el Teide canario, tiene su cima a 3.710 metros. En esa conquista de records chinos, recuérdese que el ferrocarril del Tibet, el más alto del mundo, llega a alcanzar 5.072 metros. China y Pakistán llegaron a un acuerdo para aumentar la anchura de la ruta que pasó de 10 a 30 metros, multiplicando por tres la capacidad del tráfico. Para aumentar aún más dicha capacidad también existe la intención de crear una línea de ferrocarril que iría de forma casi paralela a la carretera
La política china no obedece a ambiciones desmesuradas, por lo que la explotación del puerto por ese gran consorcio internacional acalló las posibles suspicacias. La sociedad PSA explota hoy 28 puertos en 16 países, y a través de ella se canaliza el 20% del tráfico de contenedores en el mundo, pero la abolición de la referida explotación de Gwadar ha puesto en evidencia la pérdida de influencia de los Estados Unidos en la región, mientras que en Afganistán, después de nueve años de intervención, la administración Obama ya está preparando su plan de retirada progresiva y China podría estar preparando el terreno para reemplazarlos.
En 2008 se firmó un importante contrato sobre las minas de cobre de Aynak en la provincia de Logar, unas decenas de kilómetros al oeste de Kabul, donde con una inversión de tres mil millones de dólares la Corporación Metalúrgica de China ha obtenido un derecho de explotación de 30 años sobre una reserva evaluada en 11 millones de toneldas de cobre.
En Gwadar, empresas chinas proyectan instalar refinerías de petróleo y unidades de tratamiento de gas, ya que con acertada visión Irán posee la mitad de los yacimientos de gas de Pars, un enorme campo gasístico en el Golfo Pérsico.
Gracias a sus visitas a Pekín, el primer ministro pakistaní obtuvo rápidamente el dinero necesario para paliar las dificultades económicas del gobierno de Islamabad. Además, el ministro de Asuntos Exteriores de Pekín ha exigido el respeto a la soberanía y a la integridad del territorio de Pakistán, puestas en entredicho especialmente con la eliminación de Ben Laden.

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