Un español en Londonistán

Te venden una ONG como quien promociona un queso

Es la última moda en las calles de Londres: jóvenes estudiantes de marketing, cuadros medios de las finanzas del mañana, adquieren experiencia y destreza captando clientes por las calles… a beneficio de las ONGs. Así el sablazo aleatorio al transeúnte se justifica por su “contribución social”, y los depredadores económicos limpian su conciencia “por una buena causa”. Los llaman fundraisers. Nuestro corresponsal en Londres, Curzio Malatesta, se los topó cuando buscaba un caldo español importado en Harrow. Vivo retrato de ambiente.

Compartir en:

CURZIO MALATESTA (Londres)

Otra tarde más camino del supermercado local, a seguir el miserable pero necesario ritual de la existencia. Necesario camino a la redención. Lo romperíamos si tuviéramos unas libras más en el bolsillo para gastarlas en whisky and beer, como Wild Robert, o en caldo español, que es más nuestro estilo, traído a las tierras de Londonistán por la gloriosa globalización (que viene de “inflar globos” o “acto de convertirse en globo”) y uno de sus campeones lugareños, el supermercado TESCOS, que, por cierto suple todas las necesidades del mercado a su nivel, productos eco-friendly, o no demasiado friendly, pero, eso sí, baratos.

En la ruta, caras extrañas, orcos y horcas en la quijotera, en la que el dolor se va conformando y pide batalla, aunque sea contra las teclas de un Panzerfaust de alquiler de un ciber café sin café. Esquivar a los embrutecidos transeúntes es fácil, lo difícil es hacerlo con gracia. No hay ganas ni arte para las verónicas, pues no son bravos toros de Miura sino cornudos y vacas, cabritos y ovejas ruidosas que caminan indolentes dejando sólo un rastro de bolitas negras, y pelados los arbustos y árboles bajos. 

Rostro cansado, ceño fruncido, ropa gastada pero decente, la mano inquieta sobre la empuñadura de la espada, avanza el Malatesta por la calle peatonal de Harrow.

Los chinos no están hoy…, así que no hay esperanza de verlos correr en desbandada delante de la policía. Lástima, porque es muy divertido. Sobre todo ante la expectativa de que ellos sean la policía del mundo en un futuro que esperemos no llegue jamás. Pero si está la habitual cuadrilla de fundraisers. No. No es una nueva tribu urbana. Es un trabajo temporal; supongo que nutrido principalmente por esos que estudian marketing y comercio, sobre todo a un nivel de formación profesional. Se dedican a pedir contribuciones para ONGs. 

Lo más escalofriante es que, aparentemente, no responden a un biotipo determinado, como esos mormones de cara anglosajona y camisa blanca de manga corta. No. Son Guap@s o fe@s, alt@s o baj@s, de todas las razas y mezclas... Uniformados con la camiseta y el logo de la causa de turno.

Te asaltan sin la menor educación, esgrimiendo una sonrisa y haciendo todo tipo de carantoñas y, a veces, saltitos simiescos… Casi dan ganas de tocarles la cabeza y echarles un cacahuete. Otras veces nos asalta ese espíritu extraño… y sentimos compasión porque creemos que están pasando una vergüenza terrible en su fuero interno, porque tienen el mismo sentido de la dignidad que nosotros. Pero no, no son buenos ni malos… y su sentido de la dignidad se sitúa, como el de todo el mundo, en la cuenta del banco. 

La tristeza nos embarga, pero… los detestamos. Sabemos que es irracional. Pero qué se le va a hacer… La mia mente non è come lacco d’alpe. Y hoy, de nuevo, era el turno de Amnistía Internacional. Enough already!

Cuando la ragazza se acercaba con la sonrisa estándar, pude ver cómo ésta se tornaba temblona y leí el miedo en sus ojos cuando se paró a estudiar la expresión del Malatesta (pues eso es lo que, creemos, hacen estos enterados del marketing).Y después, el “enrollao” How ‘r you doing? R’ you allright?: 

- No. Perdona. ¿Sabes lo que hace esta gente (Amnistía Internacional)? En mi país, España, apoyan a la banda terrorista ETA.

-No…, lo que… 

-Vale. Ya sé que tu estás “trabajando” y que no es tu problema –ella asiente, acojonada–. Y ahora, si me perdonas… -y sigue Curzio su camino a zancadas con humo saliendo por las orejas-.

El personal este trabaja para supuestas causas desinteresadas con el objetivo de ganar experiencia laboral (bien remunerados, según parece) para su inacabable Curriculum Vitae y conseguir la famosa inserción en el famoso Mercado laboral. Si quieres que una “causa” venda y funcione, tienes que adaptarla al Mercado, en formas y herramientas. Hasta la criptomarxista Amnistía Internacional lo sabe. Todas razones y usos incomprensibles para la mentalidad del Malatesta. 

No traeremos de vuelta al Emperador Nuestro Señor con agentes de Marketing. Nada grande puede venir en semejantes envoltorios.

¿Todo está perdido? No. No hay pelea. No peleamos con vacas, ovejas, cabritos ni cabrones. Ni seguimos su rastro de cagarrutas.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar