Un reportaje escrito en 1959 en un diario soviético describía un porvenir maravilloso
Así sería el Moscú socialista de 2010: coches y restaurantes gratis
elmanifiesto.com
14 de enero de 2010
El Komsomolskaya Pravda, el diario de la Juventud Comunista, que se fundó en 1925 y sigue editándose en la actualidad, pese a la caída de la dictadura bolchevique, publicó en 1959 un reportaje sobre las maravillas que verían quienes viviesen en 2010. Como en un tebeo de Flash Gordon o un serial de Diego Valor, presentaba un futuro lleno de sorpresas agradables y asombrosas. El artículo acaba de ser íntegramente reproducido por el periódico italiano Il Corriere della Sera. Se publicó en un país que ya no existe.
E
l reportaje apareció en la estela causada por los éxitos soviéticos en la recién comenzada carrera espacial, con la colocación en torno a la Tierra del Sputnik. En la Luna ondearía la bandera roja como lo hizo en 1945 en Berlín y en Viena.
El autor enumeraba una serie de triunfos socialistas en 2010: el mundo funcionaría sin dinero; el alcoholismo (muy grave en la URSS) y la delincuencia habrían desaparecido; los restaurantes servirían de manera gratuita a todo el que quisiera sentarse a sus mesas; los moscovitas dispondrían de limusinas gratuitas para viajar por la ciudad. Los avances se producirían igualmente fuera de la Tierra: en la Luna habría fábricas metalúrgicas, y en Marte, clínicas dedicadas a los trasplantes de órganos humanos. La inmensa Siberia se convertiría en un vergel gracias al deshielo de su hielo mediante el empleo de energía atómica, y el cerebro de un mamut congelado hallado en esa zona sería reanimado en el Instituto de Medicina Térmica de la URSS (esta última idea la plasmó en la literatura Michael Crichton, y en el cine, Steven Spielberg). El socialismo habría traído al mundo todos estos prodigios y avances.
A los treinta años de la publicación del reportaje, el muro que dividía Europa se desmoronaba por el empuje de las poblaciones del Este de Europa, hartas de privaciones, de opresión y de mentiras.
En lo que sí acertó el periodista —sonó la flauta por casualidad…— fue en la descripción de los teléfonos del futuro: serían pequeños, portátiles y llevarían cámaras.
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