La cosa, espeluznante, sucedió en Australia. Una mamá espera el tren con el carrito de su bebé. Se le escapa éste de las manos, el cochecito y el bebé caen a la vía... y el tren pasa un segundo después. Los dioses estaban, sin embargo, al quite, y el bebé, agazapado entre las vías del tren, se salió con sólo unas contusiones. Y unos cuantos lloros. De la mamá, sobre todo. Así quedó grabado en las cámaras de seguridad de la estación; y así lo contaban hoy todas las televisiones.