A nadie puede sorprender, y menos escandalizar, que Volodímir Zelenski comparara la invasión de Ucrania con el bombardeo de Guernica. Ya fue un detalle que no mencionara la Leyenda Negra.
Algunos de los que estaban en el Parlamento se lo merecían. Ha sido sorprendente ver cómo la derecha española, ‘otanera’ toda, calcaba el discurso de Sánchez. Cualquier atribución de responsabilidades a EE. UU. en Ucrania ha sido considerado «blanquear» o «justificar». Apuntamos su gusto por el matiz. A partir de ahora, esperamos que no vuelvan a mencionar a Calvo Sotelo, los sufrimientos del clero o el caos español de los años 30 porque se les aplicará su misma terminante lógica: ¿hubo un levantamiento contra la legalidad? Sí. ¿Hubo el uso de la fuerza? También. No se hable más. Ni ‘justifiquen’, ni ‘blanqueen’.
No pudo extrañar tampoco que Sánchez siguiera la linde de Zelenski y hablara de aquellas décadas sin libertad del pueblo español… La gran agresión extranjera que recordamos los españoles vivos fue la matanza de Atocha, pero sería iluso esperar que alguien del PSOE la mencionara. Salgan a la calle a preguntar el nombre de quienes mataron a tantos españoles, quizás uno de cada cien encuestados refiera algún confuso apellido. Si Putin es Hitler y Stalin, lo suyo, cuando la historia te la dictan los think tanks, es que también sea un poco Franco. Que no se queje la derechona.
Zelenski recibió la necesaria solidaridad del Parlamento español que, convendremos por un día, representó al pueblo. El exactor compartía con los presentes los «valores europeos». Y más cosas. Con muchos de los que aplaudían compartía también el haber aprobado leyes contra la lengua mayoritaria de parte de su población, circunstancia no muy frecuente que une a ambos países.
Podría incluso haber alguna más. Sánchez advirtió indicios de «genocidio» en la matanza de Bucha, y viendo los cuerpos ejecutados, lo familiar de esa terrible estampa, y teniendo en cuenta el número de asesinados, alguien podría deducir siguiendo su criterio que también hubo genocidio de españoles en el País Vasco. Quizás en otro discurso.
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