La verdadera cara de Chávez

Reforma constitucional de Venezuela = Cero sociedad + 100% Estado

Después de haber puesto en marcha sus cinco motores revolucionarios a lo largo de este año, con el objetivo de profundizar el proceso que nos lleve al socialismo del siglo XXI, la estrategia del Gobierno se ha focalizado en tres grandes objetivos o procesos prioritarios: todo el poder posible para el presidente, un Partido Socialista Único y, ahora, una reforma constitucional cuyo objetivo no es otro que blindar el poder de Hugo Chávez para prolongarlo en el tiempo.

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A principios de este año, en efecto, la Asamblea Nacional dio todos los poderes posibles al presidente para que legislara a través de una Ley Habilitante (primer motor constituyente).
 
Luego, la gran meta para agrupar a sus fieles seguidores ha sido la creación del Partido Socialista Único (luego cambiado por unido) de Venezuela ( PSUV ), con el inconveniente de que el Partido Comunista, el Partido Podemos y el PPT, que lo habían apoyado incondicionalmente hasta el momento, rechazaron adherirse.
 
Finalmente, desde agosto de este año nos ocupa el gran tema de la Reforma Constitucional (segundo motor constituyente), que tiene como objetivo político claro blindar en el poder a Hugo Chávez en el tiempo.
 
Sobre este último tema, uno de los pronunciamientos más destacados de las últimas semanas lo ha realizado la Conferencia Episcopal Venezolana, planteando el problema en la dimensión justa y resaltando un tema de fondo que está en la raíz del pensamiento chavista.
 
Para implementar la revolución no basta con un Gobierno socialista dentro de un Estado democrático, como ocurre en otros países del mundo, sino que se requiere un Estado Socialista. De esta manera se hace explícito el tipo de régimen que quiere implementar el Gobierno y el cambio radical que significa no sólo reformar la Constitución, sino cambiar su espíritu democrático, participativo y pluralista.
 
El pueblo, a merced del poder
 
Se cambia la figura de la persona como centro de la preocupación del Estado por el concepto de pueblo a merced del poder (ya que toda la financiación y guía de las agrupaciones populares son designadas por el presidente). Así la sociedad queda reducida a cero y todos los espacios son ocupados por el Estado. El principio de la subsidiariedad consagrado en la Doctrina Social de la Iglesia Católica y citado por los obispos en su documento, que hemos identificado ya varias veces con el eslogan “Más sociedad, menos Estado”, se invierte de manera drástica eliminando toda posibilidad de asociación de las personas para dar respuesta a sus necesidades. Por el contrario, la respuesta viene del Estado omnipotente que conoce las necesidades del nuevo hombre revolucionario mejor que él mismo.
 
Para los que argumentan que el socialismo propuesto por Chávez es distinto al cubano, o incluso al marxista leninista, quisiéramos enumerar una serie de hechos y acciones que se comienzan a manifestar en nuestro país:
 
1. Estatización del deporte. Ya ha comenzado este proceso con la esperanza de lograr las mismas glorias cubanas.
 
2. Estatización de la cultura. Invirtiendo grandes recursos en ocupar los espacios que existen a nivel nacional.
 
3. Transformación del sistema educativo público. Hasta ahora con mas desaciertos que aciertos.
 
4. Eliminación de las asociaciones de derechos humanos y control del libre asociacionismo, a través de proyectos de ley que están pendientes de aprobación.
 
5. Liquidación de la autonomía universitaria (espacio que no han podido ocupar en ocho años) a través de la propuesta de equiparar los votos de los profesores y alumnos, incorporando a los obreros y el personal administrativo.
 
6. Hegemonía comunicacional, limitando a los medios de comunicación de oposición y avasallando con numerosos canales de televisión, radios y prensa escrita financiados por el Estado, manteniendo de esa manera la “libertad de expresión”.
 
7. Transformación de la fuerza armada en un brazo político armado y la constitución de las reservas como milicias partidistas.
 
8. Y finalmente, colonización de la sociedad por parte del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela).
 
Es verdad que vienen tiempos difíciles, pero este modelo político ha demostrado su fracaso en la historia. Con una cantidad de grupos internos luchando por los pocos espacios de poder que deja Chávez, un manejo catastrófico de la economía, basada únicamente en los precios del petróleo, con niveles de importación récord, con un dólar negro tres veces mayor al oficial y con una corrupción en crecimiento, el panorama no es sencillo para el Gobierno en los próximos años. Si a eso le sumamos el despertar del movimiento estudiantil y el surgir, aún lento y embrionario, de nuevos partidos políticos, estamos frente a un proceso que no es inmediato, no es una carrera de 100 metros sino más bien una maratón que requiere tiempo para que transite su evolución natural.
 
Lo que sí queda claro es que frente a cualquier circunstancia, incluso la más difícil que puede estar aún por venir, estamos llamados a construir espacios nuevos donde la persona sea protagonista, porque, por más que lo intente, ninguna forma de poder puede aplastar el deseo de infinito que existe en el corazón del hombre y que lo mueve a juntarse con otros para satisfacer sus necesidades.
 
(Venezuela Actual, 06/11/07)

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