Poca, pero alguna política tiene la UE contra el desplazamiento masivo de poblaciones
Frontex es un organismo de la Unión Europea creado en 2005 para controlar sus fronteras exteriores. La sede central se encuentra en Varsovia, (Polonia) desde donde con 220 empleados y un presupuesto anual de 80 millones de euros se coordina su funcionamiento con el objetivo de reforzar los controles fronterizos y detener la inmigración ilegal. En cinco años Frontex ha pasado de ser una pequeña iniciativa intergubernamental a ser una gran agencia europea con competencias cada vez más importantes y un papel clave para el futuro de la Unión.
La evolución del Frontex desde el llamado plan Estocolmo. Aprovechando la presidencia sueca de la UE, el pasado otoño se reunieron en la capital escandinava los principales lideres europeos y, entre otras cosas, acordaron tomar medidas más duras contra la inmigración ilegal. Previamente los presidente de Francia e Italia, Nicolas Sarcozy y Silvio Berlusconi pidieron mediante carta al presidente de turno de la UE Fredrik Reinfeldt, que reforzara el Frontex y se comenzara con vuelos regulares de repatriación. Lo que se ha traducido en los primeros vuelos conjuntos de deportación europea. En febrero de este año la sueca Cecilia Malström, comisionada de la la Unión para asuntos internos, presentó un proyecto de ley en el Parlamento Europeo para que Frontex pasara a ser formalmente un organismo de coordinación con su propio equipo, disponiendo de herramientas de trabajo como aviones, barcos y personal en las distintas fronteras. El presupuesto para las operaciones de deportaciones conjuntas ha pasado de 5,5 millones en 2009 a 9,3 millones de euros sólo para 2010, año en el que se han realizado 27 vuelos con un total de 1.338 inmigrantes deportados, siendo este el número más alto desde el inicio de Frontex en 2005. Además, la Comisión Europea tiene previsto un presupuesto de 676 millones de euros extras para cubrir las deportaciones individuales que hayan hecho o vayan a hacer los países miembros de la UE desde 2008 a 2013.
Esta agencia está pasando bastante desapercibida en España gracias al gobierno Zapatero que, cuando le interesa, nos vende europeísmo y cuando no, Alianza de Civilizaciones. Parecen querer mantenerse al margen de la iniciativa, salvo efímeras declaraciones rubalcabianas en contradicción con la política de puertas abiertas seguida por la casta socialista, la cual parece estar más interesada en la balcanización de España, para desvalijarla y enriquecerse a su costa. Por su parte, los del PP, llenos siempre de sus “maricomplejines”, prefieren mirar hacia otro lado, no se definen y optan por jugar al desgaste pasivo, no fuera a ser que pierdan los votos progres de Gallardón.
Sin embargo, también hay gobiernos eficaces, capaces de tomar iniciativas serias en defensa de los intereses de sus países. Así, el pasado junio Suecia fue duramente criticada por la progresía internacional y por la ONU a causa de uno de esos vuelos conjuntos de deportación con destino a Morolandia, en los que además participaban Holanda, Gran Bretaña y Noruega.
Entre tanto los 700 gitanos que Sarkozy ya ha empezado a devolver a Rumanía, ya se han apalancado el cheque y preparan el viaje de vuelta. Pero tú y yo sabemos que esta vez no será a Francia, sino que acabaran volviendo a hacer de las suyas, y pronto nos los veremos, junto al resto de sus primos, por las calles de Madrid, el metro de Barcelona o el resto de la geografía española, donde serán amablemente atendidos por ingenuas mediadoras interculturales que se cuidarán de que, entre cartera, bolso y cámara robada, reciban asistencia sanitaria gratuita, vales de comida para los supermercados, y si lloran lo suficiente, hasta un piso de protección oficial…