Con motivo del regreso a las ondas radiofónicas de este ya mítico programa cultural, El Manifiesto ofrece a sus lectores una entrevista a su presentador.
La Caverna de Platón es un podcast cultural que se emite cada semana en la web del diario La Razón. Inició su andadura en el año 2016 con el nombre de Platón regresa a la Caverna primero en Cadena Ibérica y después en Esradio. Esta es, por tanto, su tercera época acumulando más de 50 programas desde su comienzo y miles de oyentes.
La Caverna de Platón apuesta decididamente por la recuperación de un espacio cultural que devuelva al primer plano del foco informativo el debate sobre el mundo de las ideas, el pensamiento y la filosofía en diálogo con las grandes corrientes intelectuales que influyen en las sociedades contemporáneas. Con este espíritu nació Platón regresa a la Caverna, un espacio cultural alternativo de análisis crítico del mundo de las ideas que se desmarca claramente de las propuestas sometidas al consenso biempensante y promovidas por la hegemonía cultural subvencionada.
La Caverna de Platón cuenta con una plantilla de colaboradores e invitados de la mayor exigencia intelectual para llevar adelante un programa único en su especie en el actual panorama cultural de nuestro país. Por su enfoque alternativo y disidente, se ha ganado ya un sitio entre todos los hispanohablantes apasionados por el mundo de las ideas y el pensamiento.
Si quiere escapar de la luz artificial del Imperio del Bien, del Matrix biempensante y de su Policía del Pensamiento; Si aspira a evadirse del terrorismo amable de la sonrisa obligatoria y del régimen gris de los funcionarios de la Internacional Cursi; si pretende desertar de la tiranía intelectual impuesta por el ojo igualitario y la neolengua puritana al servicio del Ministerio rosa de la Posverdad, este podcast cultural le ofrece asilo en compañía de los amigos de Platón y de todos los refugiados de las ideas.
Todavía siguen disponibles todos los podcasts de las tres etapas de este insólito programa radiofónico. Disfrútelos a través de ivoox :
Primera época (Cadena Ibérica): https://www.ivoox.com/podcast-platon-regresa-a-caverna_sq_f1287171_1.html
Segunda época (Esradio): https://www.ivoox.com/podcast-platon-regresa-a-caverna_sq_f1631965_1.html
Tercera época (La Razón): https://www.ivoox.com/podcast-caverna-platon_sq_f1935022_1.html
Celebramos la reaparición de este aclamado programa cultural con una entrevista a su director, Domingo Gonzalez:
Dicen que Platón regresa (de nuevo) a la Caverna…
Es un gesto de gran generosidad que tenemos que agradecerle. Después de 2500 años no ha perdido todavía la fe en la humanidad. Hay otra versión que dice que regresa para refugiarse de la persecución que viene sufriendo ahí fuera. Vivimos en la era de los talibanes fucsias y los jemeres rosas. La Internacional Cursi quiere vernos a todos recitar el catecismo biempensante. La luz exterior ciega más que la penumbra interior que habitamos nosotros los cavernarios. A nuestro Platón le acompañan en su tercer regreso otros refugiados de las ideas. Tienen las puertas abiertas. ¡Welcome refugees!
Eso quiere decir que Platón regresa a La Razón.
Agradecemos la oportunidad. Es un escaparate magnífico para la tercera época del programa. No nos olvidamos de nuestro paso por los estudios de Cadena Ibérica y Esradio. Joaquín de Fiore diría que ahora estamos en la edad del Espíritu, tras la del Padre y la del Hijo. Ciertamente, ahora grabamos a distancia aprovechando las herramientas que hemos descubierto con este confinamiento. Los colaboradores se reparten por toda la geografía nacional, hispánica y planetaria. La Caverna es una República de las letras en la que no se pone el sol.
¿Y de qué se hablará cada jueves en las tertulias cavernarias?
En La Caverna escribimos con renglones torcidos. Qué remedio, con tan poca luz. No gozamos de la contemplación beatífica del progreso. El lema de nuestros contemporáneos parece ser: por el Imperio del Bien hacia la víctima endiosada. Vivimos tiempos de culpabilidad colectiva y narcisista. La tentación de la inocencia y la tiranía de la penitencia parecen haberse adueñado de todo. Después del Big Brother, nos toca ahora sufrir al Big Mother (el Estado maternal y educador del totalitarismo suave) y al Big Other (la apología castradora de la alteridad entronizada). Parece que una parte exaltada de la sensibilidad contemporánea interpreta la historia de Occidente como una película gore rodada en una Gran Caverna. Estamos dispuestos a reivindicar esa película con orgullo, si hace falta.
Veo que siguen fieles a su espíritu original…
Sí, ya le he dicho que es cuestión de espíritu. Espíritu de resistencia, seguramente.
¿Seguiremos contando con los viejos colaboradores?
Por supuesto. Antes o después aparecerán todos ellos. Jerónimo Molina, Juan Bautista Fuentes, Arnaud Imatz, Alejandro Rodríguez de la Peña, Jorge Martin Almeida, Carlos Gregorio Hernández, Armando Zerolo, Jorge Sanchez de Castro, Angel David Martin Rubio, Jose Luis Orella, Consuelo Martínez-Sicluna y Jaime Escolar, entre otros. Ah, y por supuesto Javier Ruiz Portella, a quien usted conoce bien. Los clásicos (con perdón) y otros que se sumarán también como Fernando Muñoz, Carlos Marín-Blazquez, Luis Oro Tapia o Elio Gallego. En la Caverna reina la moral que se respira en una comunidad de solitarios. Y eso sin olvidar a nuestro capitán, Dalmacio Negro Pavón. Él nos representa a todos ante Platón. Dialoga con él en solitario. Qué se dirán, yo no lo sé. Recordará lo que decía Whitehead. Pues dice Platón que le gustan mucho las notas a pie de página que ha escrito Don Dalmacio. Y le pide que le escriba más.
¿Hace frío en la Caverna?
Según se mire. Frío hace, claro. Pero no viene mal. Ya decía Pascal que había que embrutecerse. “Qui fait l’ange fait la bête”, decía también. Los de fuera creen que son ángeles. Nosotros sabemos que no lo somos y, aunque seamos brutos, al menos evitamos así convertirnos en bestias. Es una sutil paradoja.
¿Y cuál es el menú en la Caverna?
Probamos un poco de todo. No tenemos ídolos aunque ahora estemos recogiendo estatuas de varones blancos heterosexuales y occidentales venidos a menos. Intentamos honrar un estilo. No queremos cambiar el mundo como otros. Viviendo en la Caverna forzosamente nos conformamos con poco. Además el futuro ya no es lo que era, ¿no le parece?
Algunos lo han intentado pero parece difícil etiquetarles.
Es que en la Caverna se reconcilia el nietzscheano y el cristiano. Un espectáculo digno de verse. Conmovedor, créame. Bienvenidos los tiempos oscuros porque ellos harán la fraternidad de los lúcidos. Platón ha regresado a la Caverna con toda su familia. Todos los hijos de Platón asumen con resignación el exilio que les ha tocado vivir. Las cosas se han puesto difíciles ahí fuera. No hay lugar allí para ninguna Academia, así que las viejas rencillas están olvidadas entre la progenie platónica.
Así que, en esta atmósfera de “amor platónico”, ¿no seremos nunca testigos de esas reyertas dialécticas que disfrutamos en programas televisivos de “máxima audiencia”?
¿Para qué? Ya sabemos cómo termina eso. La educación y la ironía no están reñidas con la provocación. Sabemos que no nos entienden todos. Pero nosotros tampoco hablamos la neolengua etnomasoquista. Es una forma, también, de eludir los controles de la policía del pensamiento. Tampoco nos sabemos la letra de las palinodias. La incomunicación con la jauría posmoderna es, en este sentido, total. Hay distopías peores que la Torre de Babel. ¿Usted se imagina qué sucedería si nos entendieran?
¿No se contentarían con quemarles en efigie?
“Somos romanos, somos humanos”, decía el teórico del nacionalismo integral. Es un lema que no saldría de la boca de ningún mundialista posmoderno. Renuncian arrodillados a la herencia de la Madre Roma. Prefieren ser unos desheredados. Allá cada cual. Como buenos romanos nosotros adoptamos todo lo bello que han producido los pueblos hermanos de nuestra civilización. “Todo lo que eleva, une”, dijo Péguy. No aspiramos a otra cosa que a esa unidad.
Oh, la unidad. ¿La unidad de los nuestros o la unidad de todo el género humano?
Es un falso dilema. “Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen” nos decía Juan Ramón Jiménez. El posmoderno ha querido emanciparse de los lazos y vínculos al interpretarlos como cadenas. Aquí en La Caverna solo sufrimos las cadenas de la amistad y de la herencia. No hay mejor receta para ser un hombre libre que saberse hijo y hermano. Mientras, los de fuera viven como nómadas, huérfanos perpetuos que navegan en la falsa libertad de un mundo sin rostro. La Nada. Viven en (y con) un gran vacío. Tienen nostalgia de un hogar, justo lo que nosotros tenemos en nuestra Caverna. Un hogar oscuro en apariencia pero lleno de luz interior. La que precisamente nos falta hoy. Y le dejo ya, que allí regresa Platón, nuestro padre.
Comentarios