Una mirada clara y para todos los públicos
La Edad Media no fue una época oscura
José Javier Esparza
15 de septiembre de 2007
Tópico de tópicos: el “oscurantismo” medieval. Pero la verdad de las cosas es otra: la Edad Media fue una época extraordinariamente rica, que quizá podamos juzgar primitiva en materia técnico-científica, pero no en el pensamiento ni en las artes, y cuyo legado, guste o no, determinó la posteridad especialmente en la civilización occidental. El profesor de la Complutense José Luis Martínez Sanz, colaborador de Elmanifiesto.com, ha publicado Vida y costumbres en la Edad Media (Edimat, Madrid, 2007). Un recorrido claro, didáctico y completísimo por un milenio de historia.
J.J.E.
José Luís Martínez Sanz lleva treinta años enseñando Historia en la Universidad Complutense. El estilo de este libro, Vida y costumbres en la Edad Media, es fruto de esa experiencia docente: es una obra clara, extremadamente didáctica, donde el discurso va al grano, abundantemente salpicada de textos y ejemplos dispuestos en el lugar preciso, que se lee de un tirón y con el mismo placer con que escuchamos a quien nos cuenta un buen relato.
El desdén de la Edad Media es un tópico de la cultura moderna. Fue singularmente crudo en el siglo XIX, cuando el supuesto oscurantismo medieval quiso mostrarse, con finalidades ideológicas muy claras, como antítesis del esplendoroso progreso moderno. Después la propia marcha de la historia puso las cosas en su sitio: ni el progreso moderno era tan esplendoroso, ni la Edad Media era tan oscura ni, sobre todo, tenía sentido contraponer dos épocas históricas como equivalentes en el juicio. Así avanzaron notablemente los estudios medievales, con obras tan clarificadoras como la del medievalista de Lovaina Leopold Genicot. Decía éste que la Edad Media recogió una era, la Antigüedad, y la condujo hasta otra, la modernidad. “Mientras haya Iglesia católica y civilización occidental –decía Genicot- la Edad Media seguirá viva”.
Por otro lado, cada época ha de juzgarse en su contexto. Como decía un antropólogo americano, a la más humilde de nuestras actuales empleadas domésticas le parecerían intolerables las condiciones higiénicas en que vivía la duquesa de Weimar en tiempos de Goethe. Por eso es tan importante la historia de las mentalidades: ella nos da luz para entender cabalmente un tiempo en sí mismo. Nuestro entendimiento debe mucho a obras como la de Georges Duby, por ejemplo, que supo explicarnos la Edad Media como si la viviera desde dentro. Pues bien, este libro de Martínez Sanz tiene la misma virtud: nos explica la Edad Media con continuas referencias a la vida real en ese tiempo, de modo que cada hecho, cada suceso, incorpora su propio patrón explicativo. Martínez Sanz no sólo cuenta la historia, sino que la explica. El efecto didáctico del procedimiento es excelente. Uno termina la lectura y le da la impresión de haber viajado en el tiempo.
¿Qué cuenta este libro? Prácticamente todo. Empieza por el principio, esto es, las llamadas “invasiones bárbaras” sobre el Imperio Romano, que son el origen del medioevo, y a partir de ahí va desgranando un marco narrativo exhaustivo: la religión y las mentalidades sociales, la cultura europea, la sociedad y las costumbres, la familia, el trabajo y las actividades laborales, el ocio, los juegos, las diversiones, las fiestas… No es una historia de batallas, reyes y papas –que también tienen aquí su lugar-, sino una historia global que desciende hasta el aspecto de las calles en cualquier villorrio del siglo XIII. Además, Martínez Sanz se atreve –algo muy encomiable- a deshacer muchos tópicos sobre aquel tiempo, como el de las “tres culturas” en la España musulmana. Esto no le granjeará amistades en el establishment, pero sí se lo agradecemos en Elmanifiesto.com.
¿Quiere usted saber cómo era la Edad Media en Europa? Este es el libro que busca.
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