En Navidad, olvidemos los regalos: ¡celebremos la Fiesta!

Compartir en:

Se encienden las luces en calles y escaparates, se multiplican los anuncios en la televisión, todos nos conminan: ¡compra, compra, compra! ¿Y si este año decidiéramos todos juntos no hacer regalos comerciales? Es algo que sólo ofrece beneficios. No hacer regalos comerciales ayuda, en primer lugar, a asumir positivamente la disminución generalizada del poder de compra, convirtiendo una coacción sufrida en un acto de libre compromiso. Es tanto como decirse: "Si no hago regalos, no es porque sea demasiado caro para mí. Es porque es algo que ya está superado.» Basta entonces con decirles a parientes y amigos: "Este año no te compliques la vida haciéndome un regalo comercial. Por lo demás, yo tampoco te lo haré."

Así todo el mundo se siente bien. No hacer regalos comerciales ayudará a recuperar los valores de esta fiesta, iniciada hace muchos milenios, y que es la prolongación cristiana de Solsticio de invierno. La invasión de la sociedad mercantil ha reducido la Navidad a la Fiesta de los regalos. Pero durante milenios esta fiesta conmemoraba el renacimiento del sol, que pasa a su punto más bajo el 21 de diciembre, habiendo sido asimilada en el año 354 al aniversario del nacimiento de Cristo.
 
Tanto si somos creyentes como si no lo somos, lo que importa es que recuperemos el alma de la Navidad, fiesta de la renovación y de la natalidad. Los regalos no son sino lo que lo que viene a perturbar este acontecimiento esencialmente espiritual.
 
No hacer regalos comerciales ayudará a que los niños se preparen para el mundo que será el suyo. No los dejemos caer en el mundo de dominado por lo desechable, que se acerca, por lo demás, a su fin. Ayudémosles desde ahora a prescindir de los artilugios electrónicos mundializados, obsoletos ya desde el día siguiente de haber sido comprados (basta observar todas las ventas que aparecen en ebay el 26 de diciembre). Ayudémosles a recuperar el sentido de la fiesta, que nada tiene que ver con el número de paquetes que hay al pie del árbol de Navidad. 
 
Ayudémosles a ser en lugar de a tener. Expliquémosle por qué este año no habrá regalos, o habrá muchos menos. Aprovechemos estas fechas para explicarles lo que es la Navidad. Es algo que forma parte de su educación. Preparémosles para el mundo de después de la crisis.
 
No hacer regalos comercial también reducirá el déficit comercial porque la inmensa mayoría de los regalos proviene de China. No olvidemos que, aparte de que son de mala calidad y a veces hasta perjudiciales para la salud, la mayor parte del tiempo estos objetos son fabricados en auténticas fábricas-cuarteles.
 
© NOVOPRESS

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar