El Papa Benedicto XVI ha aprobado el pasado fin de semana la promulgación del decreto de martirio de 127 sacerdotes y religiosos que fueron asesinados en el año 1936 como consecuencia de la persecución religiosa acaecida durante la Guerra Civil. Esta autorización pontificia permitirá la futura beatificación de las víctimas.
Uno de los mártires es el Provincial de los Agustinos de Castilla, Avelino Rodríguez, que murió junto a 97 compañeros de su misma orden y otros seis sacerdotes diocesanos en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama. El Papa también ha aprobado la beatificación de la hermana Manuela Arriola Uranga, perteneciente al Instituto de las monjas Adoratices del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que fue asesinada junto a otras 22 religiosas en Madrid.
Estos decretos de martirio se enmarcan en la ceremonia de beatificación multitudinaria que se llevará a cabo en Roma, el próximo mes de noviembre, y en la que subirán a los altares un total de 498 mártires españoles que murieron asesinados entre los años 1934 y 1937.