Es ésta la historia (parece que verídica, aunque también ha habido quien la ha puesto en duda) de las sorprendentes cosas que le sucedieron, no hace demasiados años, a un pobre desempleado que tuvo la osadía de postular a un puesto de trabajo, como obrero de limpieza, en la sede de Microsoft. ¡Y el hombre no tenía ni ordenador ni una miserable dirección de correo electrónica! Pasen y vean todo lo que le sucedió. Y saquen la moraleja.
A veces no hay mal que por bien no venga
Lo que pasa por no tener correo electrónico
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