EMC
Desierto de Libia, abril de 1942. En la arena, el cadáver de un soldado del SAS inglés, el muy elitista Servicio Aéreo Especial. En el cadáver, bien plegado en un bolsillo de la guerrera, un papel. Y en el papel, un oración que hoy se conoce como "Plegaría del Paracaidista". El soldado se llamaba André Zirnheld. Su canto fue adoptado después por los paracaidistas de
“Me dirijo a ti, mi Dios, porque sólo tú puedes dar lo que uno lleva dentro.
Dame, Dios mío, lo que te sobra. Dame lo que nadie te pide nunca.
No te pido riqueza, ni éxito, ni siquiera salud.
Todo eso te lo piden tanto que ya no debes tener más.
Dame, Dios mío, lo que te sobra; dame lo que los demás rechazan.
Yo quiero la inseguridad y la inquietud, la tormenta y la pelea.
Y te pido que me lo des, Dios mío, definitivamente.
Que yo pueda estar seguro de tenerlo siempre. Porque no siempre tendré
coraje para pedírtelo.
Dame, Dios mío, lo que te sobra; dame lo que nadie quiere.
Pero dame también el coraje, y la fuerza y la fe.
Porque sólo tú puedes dar lo que uno lleva dentro”.
Manual de autoayuda para gente con carácter.